sábado, 4 de mayo de 2013


HOLOCAUSTO, ESTRELLA DE DAVID.


TOMO 1.

Viernes, 12 de junio de 2015

Ámsterdam, Países bajos.
El sol se sentía cálido acompañado de un agradable aire fresco que inundaba el lugar, sus rayos les proporcionaban color a viejas fachadas que ahora son centro de admiración por muchas personas en el mundo; miraba al frente las personas vestidas con un abrigo y un pantalón sesillo, los reconocía he hecho esta fila desde antes del amanecer; no pensaba que alguien se interesara en venir pero me daba alegría verlos con el libro en sus manos o apretándolo a su pecho; algunos traían una foto se preguntaban entre ellos para probarse que tanto sabían de ella.
Yo por mi parte cumplía una promesa un sueño podría decirse, acabo de terminar mi carrera de historiador en la universidad King’s College London, he ahorrado para este momento viajar con mis amigos desde Londres a Ámsterdam, me removía en mi sitio apoyando mi torso contra la pared recibiendo las miradas de muchos visitantes, aparentando no notarlo dirigí mi mirada a la esquina del lugar Prinsengracht 267… el museo de Anne Frank.
-Acomódate pedazo de chulo. Decía mientras se hacía a mi costado
Le deje espacio para que se acomodara a fin de cuentas ya le había avisado a los demás de la fila que le guardaba puesto a cinco de mis amigos, si, son perezosos, pero agradecía que estuvieran acá, se acomodó a mi costado relajo un poco su cuello y me miro con sus profundos ojos cafés, se mostraba impaciente ya venía el discurso…
-Alex, me podes explicar por qué no te conformaste con caminar por las calles de Whitehall dedicarte a apreciar lo que ahí encontrabas, y si querías recuerdo podíamos tomarte la foto junto al monumento de las muertes de la segunda guerra mundial; pero no, tenías que insistir. Dijo golpeándome la cabeza con su mano. –tenía mucho por que quedarme…
-seguro ir de fiesta y disfrutar la graduación es duro- pensé sarcástico mientras sonreía.
-¡que! ¿Ya abrieron? Se acercaron finalmente los otros cuatro con cara de sueño, uno apoyándose en el otro, buscando algo de abrigo.
-no, falta poco, espero…
Creo que es momento que les presente a mis amigos, el que primero presento es a Daniel, que tiene dieciocho años, un gran amigo un maestro podría decirse, siempre tiene algo que decirme aun no puedo disimular la cara de idiota que pongo cuando intenta buscar palabras para expresarme algo; se me hace gracioso, él tiene el cabello negro, es más alto que yo unos 1.70 creo, la verdad no es que se lo haya preguntado, tiene un gran cuerpo hombros anchos, brazos fuertes y entrenados que luce con una camisa ajustada, cuando flexiona el brazo las personas miran ansiosas a que se rompa la tela, sus pectorales abultados, su definida tableta, y como corre cada mañana sus piernas son apreciables.
En frente tenía desde mi lado derecho removiendo sus zapatos en el suelo, con la mirada somnolienta, bostezando de vez en cuando apoyándose en el cuerpo de otro de mis amigos Cristian, Cristian, bueno es Cristian mirada alegre, bastante maduro, tiene grandes sentimientos aunque no los muestre mucho al público, su sonrisa es encantadora, su cabello es castaño, ojos miel, su cuerpo es entrenado fibrado en esquema proporcionado, amante de la lectura una gran mirada objetiva y tiene veinte años.
Camilo apretando con su brazo a Cristian acomodándolo en su hombro para que encontrase descanso, se dedicaba a mirar el lugar y sus habitantes, es quizás el más culto entre nosotros, su lenguaje es demasiado limpio, cuando hablo con el varias veces tengo que detenerme a pensar –que es eso- y no es mi culpa es que aun luego de cinco años no me acostumbro, sería más sencillo si hablara coloquial y se esfuerza, pero no lo logra, es así, es lo que más me agrada de él lo veo como meta a seguir, en su mano el diario de Anne Frank conociéndolo buscando confirmar qué tanto hay de realidad. Desde antes de entrar ya piensa algo lo sé.
Dándome la espalda estaba el menor de todos nosotros Tom, él tiene el corazón más grande que haya conocido, no es de grandes percepciones simplemente no le trama matarse pensando en el allá o el acá le parece tedioso prefiere los juegos de video, el deporte, un buen libro, fue de los que apoyo mi idea, él, bueno tiene el cabello negro, ojos grises un pedazo de universo en ese lugar, labios rosados, piel blanca como la nieve, ruborizada la mayoría de las veces.
-Tanto para ver la historia de una niña de la cual se duda que haya escrito el diario, piénselo fue corregido muchas veces por su padre Otto, unos meses antes del día D Anne pretendió reescribirlo todo para lanzar una novela, es muy dudoso lo que leemos. Dijo mirándome a los ojos intentando retar mi paciencia Sergio.
El mayor de todos nosotros, el más ágil, y como se acaban de dar cuenta directo; es de Lisboa, un hombre agradable se aprende mucho de lo que dice incluso de lo que calla, se auto supera, no hace nada porque sí, todo tiene un fundamento le admiraba eso y claro discutir con el también; resulta divertido a menos para mí… sí, tiene veinticinco años, cabello castaño, una máquina perfecta como cuerpo, ojos pardos, labios gruesos, en fin Apolo versión moderna.
-siempre puedes irte Sergio; no entraré en discusión es estúpido no creo que alguien en pleno Holocausto piense en escribir un diario como si fuera un niño e inventar una historia épica, que me dices de Miep no puede ser farsante no creo que ninguno lo fuera creo en cada palabra de este Diario es comprobable.
Sergio me sonrió amigable, mientras levantaba su mano para removerme el cabello se me olvidaba por qué discutía en esos momentos pero sabía que dentro del anexo volvería a molestarme pero se le perdonaba todo es como mi hermano mayor.
-Alex muévete la fila avanza, me golpeo Daniel el brazo cabeceando a la entrada.
Sonreí impaciente, tantas horas aquí de pie, con personas algo apagadas no es por nada pero aquí no se entiende de diversión es como si fuesen piedras blancas en la playa y yo junto con mis amigos la diferencia que resaltaba a la vista; las personas de los países bajos siempre durante su historia han sido un ejemplo de liberalismo, tolerancia y de mente abierta. A partir de 1960 ser homosexual dejo de ser un Tabú aquí, eso me gusta de alguna manera, y por si las dudas, si, mis amigos y yo somos gays; cada cual tienen su pareja o anda solo pero no vine a eso ya estoy en la puerta.
-Welkom jong, de tour is ongeveer twee uur in het Engels Kan ik controleren zijn ticket. Me hablo una mujer joven de unos veinte años, hermosa, que vestía de traje y en su seno izquierdo colgaba la foto de Anne Frank.
Quedé con cara de idiota, habló muy rápido y juraba que se atragantaba con un hueso en la garganta, parecía carraspearse con su lengua, miré en súplica a Sergio –que dijo, es que parece un perro gruñendo un hueso- dije en broma y en serio. Él se burló de mí –idiota- jajaja ella dijo –“bienvenido joven, el recorrido es de aproximadamente dos horas, en Inglés. Puedo comprobar su boleto.”-
-también dijo que eres un idiota y que debes estudiar, anda dale los boletos; me golpeo Daniel en la cabeza mientras reía.
Ingresamos al lugar, la voz femenina volvió a sonar –también hablo inglés- dijo la muchacha mirándome enojada, genial comencé muy bien pero ya estaba  a dentro del anhelado Anexo nada podía ser mejor.
“Espero poder confiártelo todo como no he podido hacerlo con nadie; espero también que serás para mí un gran sostén.” Con esa frase el museo nos daba la bienvenida.
-Mira, mira, esa de allá va a tener un orgasmo, alego Camilo junto con Tom. No puede evitar reírme es que era verdad pero aun así estaba mal.
Seguimos a la joven mujer por las escaleras cuesta arriba, la madera hacía eco en el lugar, llegamos a la biblioteca que contenía unos cuantos libros y carpetas de registro en los estantes, sobre ella un mapa de Ámsterdam. La mujer nos permitió apreciar unos minutos algunos sacaban el diario buscando esas primeras fechas de descripción, yo por mi parte me interesaba en mirar.
La mujer giró la biblioteca –bienvenidos-  y tras ella otra puerta pude gravar en flash los ojos de los demás ya sabía que faltaba algo a fin de cuentas para eso vi la película de 1959 con el anexo original, la mujer sonrió  y continuó, nos llevó a la sala; pero mi mirada y la de mis amigos se asombró con el lugar no parecía un escondite era un apartamento para mí lo era.
-mejor que el cuarto donde me hospedo en Londres, dijo Daniel a mi lado
Sonreí tímido, pero pensé que siendo así de todas formas no deja de ser una prisión donde no te permitían salir, hablar, o ir al baño todo era calculado todo lo que ocurría se hacía ante un miedo enorme a ser descubiertos.
-en esta mesa estudiaba latín Margot mientras Ana estudiaba Ingles a su costado y en esta silla dijo señalándola impidiendo que la tocáramos y continuo en esta silla estudiaba matemáticas Peter.
-estudiaba idiomas sin ayuda, removió la garganta de Sergio en indirecta.
El lugar sonaba por cada paso, las paredes pintaban cafés y los marcos se sustituían de verde, observamos el cuarto de Otto, Margot y Edith Frank muy pequeño para tres personas se imaginaba la sensación de incomodidad no había sitio para caminar y como distracción un pequeño librero aquí solo se leía, que más se podían hacer, en la habitación siguiente la de Ana que compartió amablemente con el señor Dussel, siempre sentí pena por él, no tenía a nadie, no podía contarle nada a su mujer y jamás la volvió a ver dos años valiéndose del recuerdo.
-qué piensas Camilo de Dussel no creo que sea tan malo como Anne le hace ver. Dije mirando el escritorio por el que solían pelear.
-puede que si fuese molesto piénsalo no tenía a nadie…
-se la pasaba en el baño mojando, agrego gracioso Cristian mientras me apretaba el hombro.
-callen disimulen la necesidad, enjuicio un tranquilo Tom mientras dirigía su mirada a la guía.
El lado del señor Dussel solo tenía una foto de su mujer mientras el lado de Anne se mostraba más copado de fotos de artistas del momento, y junto a ellas fotos de la realeza de gran Bretaña, el escritorio era pequeño, y efectivamente en frente de la cama de Dussel el baño, debía ser incómodo para ambos Ane ya pasaba a ser una mujer.
En el vistazo al baño se apreciaba un lamentable estado, la humedad se sentía en el aire, el color de las paredes se degradaba podía creerse que habían goteras en su momento, organizado estaba el platón metálico y la tetera con que se bañaban.
Una escalera más nos reunía al cuarto de los Van Pels no creíamos ver mucho finalmente los señores Van Pels no trajeron mucho de su casa antes de que la saqueara la Gestapo y lo poco e inservible que trajeron fue vendido antes del año y medio vivían de la limosna mientras exigían como ninguno en la casa, no aprovechaban el momento de robo, de discordia para sentir superioridad presumiendo su escasa inteligencia o como en el diario dice su idiotez.
No pude evitar el grado de asombro y mire a Daniel para confirmar si era verdad el lugar era en comparación amplio, no se veía mal no tenía comodidades pero no era de quejarse; fue extraño percibir como aun siendo pareja no dormían juntos eso mismo le sucedía a Otto, se apreciaba la radio clandestina sintonizando la “B.B.C”
La mujer nos dirigió a la “Cocina” bastante fea, pero para nosotros lo importante era la habitación de Peter no es mi prototipo de hombre a admirar se quejaba por todo y callaba cuando debía hablar, se conformaba con lo que sucedía en su familia, pero tenía buen corazón después de todo… el lugar era bastante pequeño incomodo, dormía y en lo posible se movía en un espacio menor a unos dos metros cuadrados, se apreciaba la ropa y la cama algunos libros que se dudan fuesen leídos. En todo el centro, la escalera que dirigía al maravilloso ático y con él, el recorrido terminaría y sí estaba feliz, sí, pero aún faltaba el lugar más mágico.
Al subir ese podía considerar un ático normal, lo que me unía a este era su ventana que dirigía a la libertad del exterior, las aves, las campanas, la calle y sus personas.
-vamos Alex no te pongas a llorar aquí, me acaricio Camilo el cuello mientras me apretaba a su pecho.
-la felicidad es una necesidad que no es saciada la del enfermo es la salud, la del pobre es la riqueza, la del solitario la compañía “amor”, para el ignorado el reconocimiento y finalmente para personas como ellas que vivían presas no en el exterior sino en el interior encadenada a su “Paula la mala” para ella la felicidad es la libertad.
Le miré con cariño mientras me apretaba a él, siempre sabe qué decir en su lenguaje reforzado pero que alcanzo a entender y me hace sentir bien.
-disculpe señorita y no se encontraron diarios de otros jóvenes que vivieron el holocausto, pregunto Daniel algo insistente conmovido con la escena.
-sí, pero no estaban completos uno de los que tenemos a tres cuadras de acá es de un joven homosexual que narra su vida a un amigo en su Diario, pero solo se ve su vida en el lapso de 1941 siendo poco material para ser comercializado. También tenemos el diario de Ester Hillesum enfermera del campo de concentración en Auschwitz pero este tuvo un mejor auge.
Daniel le dio las gracias por el recorrido y los seis nos quedamos en frente de la ventana del ático, todos pensábamos en que quizás podríamos ir amamos la historia escribir sobre ella, pero en nuestros países de origen nos esperaba alguien a mí por lo menos me esperaba mi novio en Costa Rica y ya había pospuesto mucho la fecha para verlo… aun así me quería quedar.
Camilo me tenía atenazado en sus brazos, en qué pensaba él, si le pedía que nos quedáramos me diría que sí, él me considera como su hermano menor me protegería en todo al igual que los demás, Daniel se apoyó en el marco miro las campanas sonar los pájaros comenzaron a volar debido al estruendo me sentí maravillado con la escena.
-podríamos ir, qué podemos perder. Finalmente alguien habló y para desgracia el más pequeño Tom evocándonos sus hermosos ojos grises sin cambiar el matiz de tranquilidad podría decirse sueño que le rodea.
Salimos del lugar no sin antes darle un vistazo a la fachada, tomamos un taxi en dirección a Joods historisch museum a los medios de transporte de acá se les podía llamar pequeños y para seis personas incomodo mas no molesto; no eran las simples tres cuadras que nos indicaba la mujer el camino es realmente largo pero al llegar al lugar la cultura judía se sentía en el aire los avisos escritos en hebreo y más abajo en ingles nos aventuraban a otro mundo que para historiadores como nosotros solo se veía en páginas de libros viejos.
 Al ingresar al lugar Sergio observó el mapa para guiarnos directamente a la sala de los escritos y arte fotográfico de la época; el pasillo era amplio con grandes ventanales a su costado se mostraban los dibujos encontrados por los niños en el holocausto.
Estimado Señor presidente, Venga a caminar conmigo Pretendamos ser solo dos personas y
Que usted no es mejor que yo. Me gustaría hacerle algunas preguntas si podemos hablar honestamente.
El primer dibujo en trazos negros dentro de un fondo blanco mostraba gran cantidad de niños en las literas donde debían dormir algunos se encontraban inquietos otros solo descalzaban pero la gran mayoría estaba recortando sus literas se apreciaban rectángulos de poco grosor donde un niño dormía apretado, con el miedo que el de arriba le cayese. Cristian se acercó a la placa Helga Weissova. 13 Años.
¿Qué siente cuando ve a todos los desamparados en la calle? ¿Acaso reza por la noche antes de irse a dormir? ¿Qué siente cuando se mira al espejo? ¿Está usted orgulloso?
Más adelante una niña polaca de 16 años, Ella Liebermann, retrata los grandes vagones de los trenes, vagones de espacio para cincuenta personas y entraban ciento diez, el tren se dirigía a un camino seguro… la muerte pero antes de llegar ya muchos estaban muertos; sin comida, sin agua, haciendo las necesidades en ese lugar perdiendo la dignidad y para el que sobrevivía trabajo duro en Gueto de Bedzin.
¿Cómo duerme mientras el resto de nosotros llora? ¿Cómo sueña cuando a una madre se le hace imposible decir adiós? ¿Cómo camina con su cabeza bien en alto? ...
¿Puede mirarme a los ojos? …Y decirme ¿por qué?
Ella Liebermann abarcaba la mayoría de los dibujos, retrata a una madre llorando reteniendo a su hijo menor en los brazos mientras un soldado de la Gestapo  lo jala con fuerza y se lo intenta arrebatar; el niño llora y su madre grita, mas el soldado mira con enfado. Cuál será la suerte para su hijo cuando se suponía que era más económico para la Alemania nazi matar que mantener, este niño no podía trabajar, no era útil.
Estimado Señor presidente, Si fuese un chico solitario ¿Acaso es usted un chico solitario? …¿Acaso es usted un chico solitario? ¿Qué podría decir? Si los niños no son tomados en cuenta, No somos mudos ni tampoco ciegos Ellos están sentados en sus células Mientras usted paga su camino hacia al infierno.
Un nombre masculino ilumina la placa dorada Tom pronuncia su nombre Alfred Kantor con 17 años dibuja a dos niños mirándose tras el alambre de púas y que se entregan algo el uno al otro, se ven tranquilos a pesar de todo; la voz gruesa de Sergio inunda el lugar “Tocar la alambrada significaba la muerte instantánea. Aun así, la gente compartía pan, una sonrisa, una lágrima…”expresaba el joven en la parte inferior.
¿Qué clase de padre tomaría a su propia hija para ir por ese camino? ¿Y qué clase de padre odiaría a su hija si ella fuese lesbiana? Puedo solo imaginarme que la primera dama ha dicho
Vendrás desde un largo camino con whiskey y cocaína.
Los dibujos seguían impactando, eran niños, Ella Liebermann cierra el pasillo con un último dibujo en 1945 el último año de la guerra, una niña delgada, ojerosa, de prendas rotas lleva de la mano a su pequeña hermana que camina descalza entre el lodo, de camino a la libertad, una libertad donde no están sus padres…
Déjeme decirle lo que es el trabajo arduo… Es tener salario mínimo con un niño en crecimiento. Déjeme decirle lo que es el trabajo duro… Es reconstruir su casa después de que las bombas las desaparecieron
En giro a la derecha las fotografías a blanco y negro, demasiado fuertes para ser descritas no había sentido alguno en contarlas, seguimos entre ellas como si de fantasmas se tratasen; huyendo, intentando no mirar, ignorar lo que ahí se ve porque al final del día el “hombre es bueno en su raíz” entonces por qué esto demuestra lo contrario…
Déjeme decirle lo que es el trabajo arduo… Es hacer una cama en cajas de cartón. Déjeme decirle lo que es el trabajo duro, Trabajo arduo, Trabajo duro,  ¡No sabe nada acerca del trabajo arduo!
Llegamos a una sala pequeña donde se resguardaban los escritos de los héroes, me apreté a Camilo mientras él me impulsaba a caminar, a mi lado Daniel miraba altivo como siempre una mirada hermosa en sus ojos pardos, tomaba del hombro a Cristian mientras Tom hablaba con Sergio poniendo la cara que pongo cuando no le entiendo nada eso también le estaba pasando, seguro hablaba de los dibujos y las fotos en la lengua más culta que tiene; me causó gracia.
-¿puedo ayudarles?, se nos acercó una mujer, judía se notaba en sus rasgos; su mirada amable, sus hermosos labios, su piel blanca, su delicado contorno. Siempre he admirado la belleza de la mujer.
-eh sí, buscamos un escrito en explicito un diario. Hablo Daniel
-si por supuesto hay varias copias que les puedo pasar…
-no señorita, buscamos una de un joven en especial nos dicen en el museo de Anne Frank que existe un escrito de 1941 contado por un homosexual de la época. Hablo Cristian completando a Daniel.
Por qué estas historias deben ser buscadas, por qué nadie indaga sobre los que aun hoy en día no son vistos que tiene de malo intentar entender lo que no estamos acostumbrados… acaso no hemos aprendido nada. Pensé
¿Cómo duerme en la noche? ¿Cómo camina con su cabeza bien en alto? Estimado Señor presidente, Nunca caminaría conmigo. O lo haría…
La bella mujer trajo una copia del diario este era delgado en su portada  dibujaba la estrella de David en la parte inferior en letras doradas con estilo cursiva decía Andreas Russell, Tom lo tomo y nos guio a un espacio de la sala donde había una mesa exhalo profundo y nos miró.
-¿lo leo? Nos preguntó tímido pero con gran interés a una respuesta afirmativa, su voz dulce, sus ojos grises, su carita angelical, el rubor en sus mejillas le hacen parece un chico ingenuo pero no lo es, él es fuerte y astuto yo lo sé.
Tom se ubicó en la punta, yo a su costado derecho junto con Camilo y Sergio; a su lado izquierdo Cristian y Daniel.
Así su voz resonó en el recinto y poco a poco ingresamos a las páginas del diario.

ESTRELLA DE DAVID…
Hoorn- Países Bajos.

Miércoles, 1 de enero de 1941.

Querido David:
Hoy me he sumergido en la escritura tras no encontrar otro medio para expresarme, tengo pensamientos por decir pero dudo que a alguien le interese mi opinión, soy muy joven, para muchos la juventud es sinónimo de ignorancia, el conocimiento para los adultos se encuentra en criticar lo que ven, huir a los problemas, hacerse esclavo de su silencio e ignorar en lo posible la realidad.
Pero aun no nos hemos presentado David, mi nombre es Andreas Russell, de mí puedes saber que soy un joven alto, no tengo músculos pero hago ejercicio, mis ojos son castaños, mi cabello es negro y soy tan blanco como el mármol; no sé si deba decirte mi edad confórmate con saber que soy joven, te preguntaras por qué te he buscado, la respuesta la tienes en el comienzo necesito sentir que alguien está conmigo, que me entiende y que me apoya; por eso espero que te conviertas en mi gran amigo, mi único amigo.
Me suceden muchas cosas y me da miedo lo que he comenzado a sentir, siempre me ha gustado rodearme de compañeras, robarles algunos besos, ir a su casa e insinuarles que me muestren algo más que su cuello, las sé manejar muy bien, pues verás, en mi colegio las mujeres son estúpidas. No comparten una meta, carecen de ideales, caminan en manada, se escudan entre ellas, hablan demasiado, no les interesa aprender, se sienten en un acto de confort insoportable, si les sonríes significa que ya les estas coqueteando, entonces se imaginan su vida por delante, no les es difícil pues su vida no es la gran cosa, un hogar fuerte donde sean recostadas de su marido por supuesto, unos cuantos hijos para que te hagan caso y no hagan nada, unas amigas a quienes restregarles su éxito y así envejecer . No soy machista pero así las veo.
Por otro lado están los hombres entregados a el estudio, buscando entre sus metas honor, riqueza y el amor; el sostén de muchos hogares, el que sabe qué es el trabajo arduo, que mira más allá de lo que ve; David, los hombres para mí son fuente de atracción, me agrada me gusta sentirme rodeado de ellos, imaginarme sus vidas, pensar que estoy en ellas; pero tengo miedo ¿y si soy tan diferente que las personas me teman y se alejen? no es común sentir esto. Sin embargo lo oculto tras una fachada de arrogancia, egocentrismo y frialdad. Te abriré mi corazón pero debo advertirte el día en que corra el riesgo que tú salgas a la luz te quemaré…
Espero no llegar a eso…
Tuyo,
Andreas Russell.

Jueves, 2 de enero de 1941.

Querido David:
Hoy en la mañana, a un cuarto de las siete, mi madre me levantó indicando que debía ir al colegio, el uniforme consiste en una camisa blanca a botones, un pantalón de seda fina, zapatos negros de cuero y unos tirantes, y mi sombrero, me gusta salir con él. Salí de la habitación e ingresé a la sala, somos una familia judía adinerada a pesar de los estragos que nos dejó la gran guerra y la posterior crisis del 29 se puede decir que corrimos con suerte, EL JUDÍO EMPRENDEDOR, lo llevamos en la sangre.
Mi padre tiene propiedades aquí y en Ámsterdam, somos importadores de encomienda entregamos todo lo que nos envían, mire a los costados los cuadros de pintura en lienzo y marco dorado contrastando con la pintura de las paredes;  en el techo, una lámpara de cristal al mejor estilo del renacimiento de grandes gotas de cristal, el lugar está bien amueblado, un sofá aquí y otro allá,  no nos falta nada.
Mi madre, Elizabeth Russell sentada en la cabecera inferior de la mesa luciendo un peinado recogido por un prendedor, en sus orejas cuelga aretes de plata en forma de gotas, usando una chaqueta corta gris, una falda al cuerpo con varios pliegues, sus medias veladas y sus tacos altos, la luz de la mañana iluminaba su cuidada piel blanca, sus labios parecían enrojecer a tono de sus mejillas,  La salude de beso y me senté.
En frente mi hermana Hannah la única mujer que quizás se salva de mis acusaciones aunque cuando la detallo bien me sigue pareciendo una idiota esperanzada que no mira lo que sucede en el exterior solo le importa sobrevivir al día a día puede llamarse adulta en su interior, realmente tiene dieciséis años, adivina mi edad siendo un año menor que ella; bueno ella es hermosa no lo dudes: cabello castaño que se riza en sus hombros, ojos cafés de gran brillo, boca delgada, y un cuerpo muy bien cuidado.
Sentí la mano amiga de mi padre, que fumaba su cigarrillo con orgullo, imponiendo su pecho en alto, con su gran traje que tan bien le queda, él participó en la Gran Guerra junto con mi abuelo y salieron vivos aunque Alemania salió perdedora. El reír del mundo, ahora te preguntas que tiene que ver Alemania con nosotros, bien, somos alemanes que huyen de alemanes. Te hago recuento el mundo está en guerra por la ambición de poder de los grandes frentes.
Agradezco que durante el tiempo de la Gran Guerra mi madre no se encargó de la empresa, fuésemos quebrado, aun así tuvimos grandes huecos financieros: nuestras propiedades en Alemania se vendieron en pro de pagar la deuda externa. ¡El mundo es tan idiota! Alemania no tenia en aquella época dinero se reconstruía en los escombros, tras el hecho, nos quitan nuestras provincias que en un principio pertenecieron a Alemania, los aliados están molestando a un tigre herido, esto no saldrá bien, la guerra se recrudecerá.
Alemania considera un salvador al Führer, más adelante te hablaré de él, por el momento el desayuno a terminado; mi hermana y yo salimos en cicla al colegio, me gusta pedalear lento, para observar las hojas caer en el viento, oler la fragancia de las flores, que el viento toque en frío mi rostro, que la luz del sol ilumine mi camino, que un perro me siga o que un gato me mire perezoso desde la ventana.
Mi colegio es un lugar grande, con jardín delantero, uno que otro boso de un filósofo griego y ahí están los jóvenes como yo que vinimos a aprender, mientras amarro la cicla observo a las niñas hablando, me centro en un grupo una de ellas: muestra un tejido, está orgullosa le han enseñado a tejer, sus compañeras se acomodan a su alrededor y en sus cabezas dicen –mañana traeré un tejido mejor- el emprendimiento florece en sus poros.
Quiero una mujer que sea inteligente, que tenga proyectos, que no la ate nada, que tenga muchos talentos, que ame la música, la escritura, la pintura y la lectura tanto como yo; quiero una mujer distinta que me entienda, que sueñe con cosechar éxitos propios y que me haga orgulloso de ella; quiero una mujer que deje de ser mujer…
Me he sentado en una esquina a pensar, a dibujar en mi mente un futuro alejado de mi realidad; los hombres del colegio van y vienen, son guapos con su cabello negro, sus ojos castaños, y su complexión; por otro lado están otro tipo de hombres de cabello rubio, ojos azules, boca rosada ellos son bellos también pero con los ideales alemanes han tomado otro tipo de reacción ante nosotros los diferentes. El tiempo corre mientras sé que pronto nos señalaran, que será uno de ellos quien me llame infrahumano, que quizás se unan a la creciente juventud Hitleriana y me deseen muerto.
El miedo se apodera de mí, pero a la vez me excita desear un amante prohibido, podría calmar este sentimiento ahora pero si deseas saberlo no me gusta masturbarme, y se me ha ocurrido una idea; me dirigí a el pasillo a la sombra de las altas columnas que sostenían la cúpula del techo, me coloqué en vista al patio y me senté.
Frente a mí, un grupo de cuatro  mujeres, las he mirado fijamente una inconscientemente gira y yo le sonrió sin dejar de mirarla; su amiga lo ha notado siente tanta envidia que levanta la cadera para que se le vea más cola, la del frente a mí acomoda su cabello hacia atrás, le he picado el ojo, las tres se han enrojecido, vamos, que esperan podría morir esperando un gesto valiente de acercamiento así que soy quien se levanta.
-Alguna de ustedes conoce donde queda el cuarto de lectura, Propuse
-sí, yo sí. Contesto una con aparente interés
-puedo llevarte, me sugirió
Accedí gustoso, ella tenía el cabello negro, sus ojos miel, su piel tenía un tono dorado y su boca era bastante carnosa; me guio por el pasillo por la puerta secundaria a la biblioteca; antes de que siguiera la tome de la mano la giré y la miré por un instante la apreté con mi cuerpo a la pared, se mostró asustada así que reaccione de inmediato.
-perdón, no debí es solo que me gustas mucho y moría por un beso tuyo; pero entiendo soy un idiota al creer que alguien como tú se fijaría en mí. Me gire dándole la espalda y lleve mis manos al cuello y cale un poco de aire.
-no te sientas mal, eh, no te preocupes. Dijo girando mi cuerpo dando pasos atrás girando mi cuerpo al suyo y nuevamente la apreté en la pared.
Coloque mi mano en la pared para que apreciara el contorno de mi cuerpo -es que mi familia no me quiere comprometido y yo… yo no quiero lastimarte.
-la mía tampoco y menos en tiempo de guerra donde un día tendremos que dejar todo lo que nos ate, de alguna forma moriremos hay que disfrutar el ahora. Dijo muy estúpida es impresionante lo que se considera lógica infalible en tiempo de guerra.
La besé cerrando los ojos, vamos imagina, la tome de la cintura, no es ella a quien beso es a un deseo oculto a una atracción prohibida puedo cambiar todo a mi favor, mi deseo es un hombre así debe ser, lo tome de su delgada cintura mientras invadía su boca, la recorría con mi lengua cuando respiré jadeante besé sus mejillas su cuello, le escuche gemir, no sabe cómo me llamo, se limita a jadear –aaah, me giro a la pared y lo tomo del cabello, le invito a bajar opone resistencia, vamos hombre no es difícil, acaricio su cuello he apretado mi abultado paquete a su cara, se le hace extraño pero le gusta porque es algo que no conoce, repasa su mano una y otra vez mi pene palpita cuando se coloca duro le gusta, acerque su boca y volvió a palpitar.
Le besa con timidez contraigo mi cintura, me gusta, que tienes para mí, con mi mano libre bajé mi bragueta le acerco a mi paquete, le vuelve a besar siento su nariz apretarse mientras lo hace, ahora él mismo ingresa la mano y lo saca, su cabeza repele inseguro.
-por favor, le jadeo suplicante
Es nuevo para él, lo ha tomado me lo aprieta, una gota de pre seminal se asoma en la punta, le guío en el movimiento arriba y devuelta a la base, siento presión en mi abdomen y mi cuerpo suda frío, respiro con rapidez, me besó el glande, mi pene golpeó sus labios con más fuerza, se lo introduzco poco a poco en la boca el roce con su paladar, el calor de su boca me excita, me ha acortado el espacio, simulo un movimiento de penetración, no te ahogues puedes con esto, su garganta se contrae suena que se ahoga.
La saco hasta que la punta de mi glande descanse en sus labios -respira, le digo con sutileza
Se la introduzco poco a poco –detén la respiración, mantén la lengua estable que acaricie mi pene, le dije caballero.
Las contracciones disminuían y ya era él quien me lo tomaba y se lo introducía a gusto en su boca inexperta, contraía mi cintura mientras recostaba mi torso en la pared, el movimiento aumenta me aprieta la base con fuerza le gusta el sabor de la lefa, retiró su boca a un costado de mi pene lo tomó con una mano y le pajeó con rapidez, la presión aumenta, intento retenerla, el primer trallazo sale y él me toma de la pierna luego el segundo y el siguiente hasta terminar vaciado.
Exhalo aire un momento, su boca busca la mía le beso con fuerza mientras me la guardo, abro los ojos con lentitud y decaigo con tristeza y decepción ante la vista, retiro mis labios de los suyos y me mantengo erguido que no note mi tristeza yo soy como un soldado de guerra como mi padre; no puedo ser débil.
-¿sucede algo? Pregunta ella preocupada.
-no, no es nada; ve a clases, ella agacha la mirada y piensa retirarse. La tomo de la mano -gracias eres una gran mujer y valiente a demás; le dije como cumplido.
Ella se lleva su dedo a su boca me dice que será un secreto. Nuevamente le pico el ojo tomo la chaqueta de mi traje la llevo a mi hombro y salgo del lugar.
El resto del día me es irrelevante de contar, espero no haberte causado una mala impresión.
Tuyo,
Andreas Russell.

Domingo, 19 de enero de 1941.

Querido David:
Han sido días difíciles, lamento no haber podido buscarte antes, pero ten en cuenta que por el momento me estoy acostumbrando a contarle mis más íntimos secretos a alguien, te mantengo cada noche bajo mi almohada, duermo con mi estilográfica en la mano; ya te he comentado que vivimos en tiempos de guerra y también te he dicho que por el momento nos encontramos a salvo, mi padre nos ha prohibido escuchar la radio alemana, lo comprendo, pero no respeto su decisión la escucho a escondidas: si no sé cómo se mueve mi enemigo, no poder ganarle, al igual que los oigo a ellos también sintonizó la Radio BBC; una emisora aliada.
Los Británicos tomaron una vez toda esta batalla a juego ahora que entienden la gravedad del asunto que no son tan fuertes y que Francia no está en condiciones de pensar en otros países mientras su tierra es devastada por el poder nazi se han apresurado, hoy en la mañana se dio un comunicado “comienza la ofensiva británica en Etiopia y Eritrea desde Sudán” , notas la gravedad del caso ya no es Europa, ahora el continente africano también se ve sumido en constantes bombardeos y peleas por el terreno, me duele pensar en la pobre gente, en su miseria; pero mi madre dice que mientras estemos bien no importa y con su baja inteligencia piensa que me siento mejor. Debo contarte algo aún más grave desde el otro foco de la guerra, Hitler y Mussolini se han reunido en Berchtesgaden hablan de nuevas estrategias de ataque y expansión. El pueblo es mayor a sus dirigentes pero el pueblo ha sido cegado con ilusiones falsas de cambio.
Compañeros de mi colegio hablan de sus familias unos dicen que viajarán, se irán lejos antes de que la guerra llegue a nosotros de manera definitiva, les pregunté a dónde y nombran a Estados Unidos, la Francia restringida o Inglaterra; me pregunto hasta qué punto los aliados están dispuestos a ayudar a la población judía: estamos invadiendo sus tierras, cargan con nuestra miseria mucho me temo que el panorama es gris. Pero la esperanza sigue, Estados Unidos habla de “cuatro libertades” libertad de expresión, culto, vivir sin penuria y vivir sin miedo. Al oír esto me imaginé formando una familia deseada a lado de un hombre, ambos con un gran cargo que ayude a los demás, por el momento todo esto son burbujas de jabón en viento fuerte.
Te has preguntado por que aquí no le tememos al poder nazi, bien, el hecho no es que no le temamos es que nos hemos rendido ante su dominio y al ver esto somos su último problema en qué pensar…
Disculpa me llama un compañero.
Tuyo,
Andreas Russell.


Lunes, 20 de enero de 1941.

Querido David:
No sé cómo comenzar han pasado muchas cosas, en solo una noche, luego de la llamada que sucedió quince minutos pasadas las cinco, me alistaba para ir a donde mi compañero del colegio, Adam Brander, te hablaré de él, Adam es un joven de cabello negro, cuerpo fibrado, de piernas fuertes, culo de infarto y una carita de niño ojos cafés, labios rojos y nariz perfilada; por el contrario de lo que imaginas, él no me gusta tiene un aire débil, teme mirar a alguien a los ojos, su voz tartamudea, se queja de lo poco que tiene, no es muy inteligente, es introvertido y muy tímido. Muy a lo contrario de mí; pero él tiene algo que yo no, un corazón puro, acogedor, un corazón lleno de paz y esperanza que se refleja en su esquiva mirada.
Me apuraba en alistarme cuando Elizabeth mi madre ingresa a mi habitación con algo de ropa y aprovecha para cuestionarme.
-¿Cómo te ha ido en el colegio?
-bien.
-ya veo ¿y tienes amigos ahí?
-unos cuantos.
-los amigos no son para siempre debemos darle el menor cariño posible para que al final no nos lastime su partida, entiendes Andreas
Me molestaba la afirmación y es que la disfrazaba con tanto amor e inocencia que parecía ser verdad –Madre, sería un acto tonto no juntarse con alguien por miedo a una vez perderlo. Si tu cariño es medido entonces dudo que sientas cariño; podrías irte de la habitación se me hace tarde.
-como lo desees, al final del día tendrás que ir a una escuela judía. Decretó molesta.
Luego de estar vestido me despedí de mi familia tome la cicla y emprendí mi camino, los soldados de la Gestapo están a cada esquina no sabes cuando haces algo que les moleste, me limito a no mirarlos; pero esa noche transitaba un padre y su hijo luego de que uno de los soldados le solicitara los papeles y comprobara que era judío escupió en el suelo, le gritó amargamente, observé como el padre acarició la mejilla de su joven hijo y lo apartó entre lágrimas para arrodillarse tomar su bufanda y limpiar. El soldado apuntaba con su arma aún tengo miedo al recordar. El niño no entendía nada solo observaba mientras su padre rogaba por que le dejase de mirar.
Todo esto me hizo llegar con el corazón en la mano a la casa de los Brander, seguí tras tres ligeros toques, me abrazó su madre diciendo que estaba asustada, que llegara más temprano la próxima vez, al sentir el calor de sus brazos cerré los ojos y apreté mi labio a mis dientes, le seguí abrazando, tenía miedo, ella se apartó y me tomo las manos, dijo que me encontraba frío y luego de besarme se dirigió a la cocina.
Su padre me sentó junto a él, no podía pronunciar una palabra solo miraba como si todo se me hiciera extraño un mundo ajeno a esta realidad, dejo sonar el gramófono, saco un cigarrillo y fumo de este mientras tarareaba la tonada.
Su madre me alcanzó un poco de café caliente y unas galletas, esperaron a que me calmara un poco, me dijeron que estaría mejor si compartía con Adam en su cuarto, que me distraería un poco me levanté pidiendo disculpas por mi comportamiento y subí las escaleras; él se recostó sobre la cama haciendo brincar los libros sobre ella.
-¿con cuál comenzamos? Me dijo sonriente pero cuando recibió mi mirada opaca agacho la suya
-el que desees, en todos puedo ayudarte. Dije sentándome en su escritorio.
Él tenía varios libros, tenía una radio sintonizando la BBC, su pared tenía un mapa de Europa donde tenía punzado con rojo lo que considere territorio conquistado por Alemania y por azul el que aún queda libre o es defendido, me intrigó el hecho que se interesara en la guerra en que vivimos.
-¿No deberías tener dibujos, trozos de poemas o escritos viejos?, le dije interesado.
-no, creo que esto es más importante.
-ya veo.
Así la noche transcurrió, cómoda hasta me hizo sonreír más de una vez, tenía un poco de sueño y él también, al término de la tarea, se desvistió delante de mí lo mire directo al estar él de espaldas, tenía un torso ancho, su piel teñía con la luz, su culo duro, grande y parado, abrí la boca de golpe mientras le contemplaba moverse, pase un poco de saliva y para cuando el giró yo tenía un libro en frente; mi erección era notoria, me enfoqué en leer, cuando un dedo baja el libro y sus cálidos ojos me observaron.
-debemos descansar.
Tomó mis manos y las juntó mientras cerraba el libro, le miré directo y nuevamente su mirada calló, giró su cuerpo y se arropó entre las cobijas.
-¿Dónde dormiré?
-en ese lugar, dijo guiándome a un improvisado colchón.
Me desvestí y me coloque algo cómodo que muy amablemente me prestó, las luces se apagaron y la noche fue acumulando horas, el frío no me dejaba dormir, el colchón era bastante duro, me levante en medio de la oscuridad y palpé hasta su cama, me introduje en las cobijas y me acomodé a su lado.
El calor de su piel me reconfortaba, su aroma a sudor nocturno era nuevo para mí, rocé su espalda con el codo mientras él seguía dormido, no podía verlo, la luz es escasa en su estancia, acaricié su brazo subí y baje sintiendo cada vello entre mis dedos, abrí la boca necesitaba respirar más aire, dirigí mi mano a su pecho sus músculos bien proporcionados, acaricie su tetilla casi sin apretar, sólo sentía cuando el calor de ambos se juntaban para repelerse.
Me acerque un poco intentaba mejorar mi visión pero solo imaginaba su cuerpo, bajé un momento hacia su vientre me detuve hasta donde comenzó el elástico de su ropa interior, ¿podría hacerlo? ¿Qué vendría después?, apreté mi mano libre en puño, acaricié su miembro por encima, era la primera vez que sentía el pene de otra persona, tenía miedo y excitación, dejé mi mano descansar sobre su paquete, estaba morcillón, detuve mi mano mientras sentía su calor,  apreté levemente, él se removió en su lugar, el corazón se me detenía por un instante.
Alejé mi mano y la volví a colocar en su vientre bajé sutilmente entremetí mis dedos por el elástico, sentí el calor de su miembro, estaba sudado.
Adam gimió un poco y entre sueño pregunto -¿Qué sucede?
No se había despertado del todo, estaba totalmente seguro, es una fase entre el sueño y lo que no sabes que sucede en la realidad; me acerqué a su cuerpo, apreté mi boca a su cuello –no abras los ojos, le exigí apretando sutilmente su miembro.
Le besé el cuello cubriendo gran superficie con mi boca, mantenía un masaje en su pene sentía como palpitaba como se ponía grueso y necesitaba más espacio, mi polla tiesa exigía su culo, eso quería, su culo, saqué la mano y bajé su bóxer y su polla rozó mi mano antes de descansar en su pierna, apreté su base mientras subía acariciando con el dedo gordo su glande.
Él gemía pausado, anhelando el aire que no tenía, su pecho se inflaba con fuerza se planteaba que sucedía pero no podía dejar que pensara con claridad, acaricié su glande que bababa el preciado néctar, era virgen se sentía, continúe bajando despacio sin dejar de besarle, coloco su mano sobre la mía y me apretó.
-tranquilo, dije en un gemido
Me baje mi bóxer mi polla golpeo la raja cálida de su culo y apretó en mi cercanía, no era suficiente pero no debía llegar a más, le coloqué boca arriba, -no te cuestiones, no abras los ojos.
Sabía que me obedecía, le sonreí, a lado y lado mis manos sobre el colchón bese su cuello, baje por sus pectorales lamí su tetilla, la apreté con la boca mientras mis manos temblaban, poco a poco me metía en la sabana y bajaba, su abdomen contrayéndose a cada movimiento mis labios sintieron la delgada línea de vellos, respire el olor de sudor en su pene, el sabor de su piel se hacía más ácido; chupé su base, le apretaba con la boca.
Adam volvió a gemir, subí hasta su glande y con ayuda de solo la boca lo fui introduciendo poco a poco sentía su roce en mi paladar, golpeando mi mejilla, acariciaba sus huevos, él arrugaba las cobijas, continúe lamiendo, el sabor de sus bolas semi-velludas era más intenso, descanse un codo en el colchón y con mi mano libre le pajeé.
Golpeándolo contra mis labios, suspiró profundo y su abdomen se contrajo, entonces le chupé el capullo y sentí como en pocos segundos mi boca se invadía de su néctar, sin dejar escapar nada, apreté su base y exprimí era la primera vez que probaba algo similar y podía decir que me agradaba, aunque su fuerte olor me limitaba un poco, subí hasta su boca y le implante un beso sin más.
Y chupando su oreja me pajeaba sobre su pene que aún continuaba duro, el ritmo aumentaba y la cama se movía rechinando sin pasar a mayores, me corrí finalmente. Sobé mi glande sobre mi corrida en sus huevos, el roce con sus vellos me causo un ligero cosquilleo, al no ser suficiente, baje nuevamente y chupe su pene con sabor a mi corrida y le limpié.
Le coloque los bóxer, y me recosté a su lado acomodándome lo más cerca de su cuerpo.
No te alargare más David, lo que sucedió después fue que me levanté y me dirigí a mi lugar, le miré mientras amanecía en su cama tranquilo, con la luz cubriendo su cuerpo envuelto en el manto blanco de su sábana, en cuanto Adam se levantó toda ligera sospecha era infundada, y así debía permanecer, entiendes por qué no, él es un hombre tímido eso no es lo malo lo que me disgusta es que toda su actitud la base en la inseguridad, es un muro sin cemento y yo no estoy dispuesto a acobijarme bajo él.
Cuando me miró me sonrió yo tenía la estilográfica en mi mano, me preguntó que escribía yo simplemente me giré, miré mi diario y le contesté que por el momento nada, la puerta sonó en tres ruidosos golpes: su padre avisó que se dirigía a ella, nosotros en el cuarto seguíamos tranquilos pero luego unos pasos corrieron a su habitación su madre entró agitada y nos miró, y a mí me aterrorizó la forma en que no pronunciaba palabra y toda esa carga la dirigía a mis ojos.
-la Gestapo está aquí.
Tuyo,
Andreas Russell.

Martes, 21 de enero de 1941.

Querido David:
Lamento cortar todo ayer en esa forma, siento que te debo una disculpa, pero aun no salgo del susto, aún recuerdo cada centímetro de piel bloqueado sin saber qué hacer, si me veían ahí me llevarían, pero peor aún: si me veían con ellos la sanción sería llevarnos a todos y de paso a mi familia, no está permitido que un judío permanezca mucho tiempo en casa de otro judío; y yo he dormido en ese lugar, la señora Agatha Brander tomó a su hijo de la mano en pijama como se encontraba y lo sacó de su habitación, me miro una última vez, sabía que me decía escóndete pero cómo, en dónde, la cama que me habían improvisado seguía armada, qué hacer…
Tome el colchón y lo monté en su cama, mientras los pasos se detenían y la voz del oficial nazi se engrosaba por el lugar, movía las manos torpemente la tela la arrumé en un cajón que no quería cerrar, donde me atrapara, donde me atraparan sería el fin. Abrí la puerta de la habitación, y baje las escaleras pegado de la pared, los pasos se detuvieron. El silencio se apoderó del lugar.
El señor Brander exclamo con amabilidad. –aquí nos tiene, hemos cumplido cada regla.
-¡no le pedí que hablara!
La familia calló; -¿cuántos judíos viven en este lugar?
-cuatro, respondió el señor Brander.
Cerré los ojos y apreté mis manos, -documentos.
-el señor Brander tartamudeo mientras se los entregaba, -¿Qué edad tiene?
-cuarenta.
-usted no, el muchacho, no se haga el idiota
-verá usted él es muy joven, tiene veinticinco años menos que yo, recién los cumplió, aun va a la escuela.
-solo responda a lo que le pregunte, está bien.
-sí, sí señor, disculpe.
-En unas semanas sabrán razones mías, fue lo último que pronuncio antes de oír la fuerza con la que sus pies golpeaban el suelo al salir, la puerta se cerró, giré mi cuerpo y al salir miré un acto devastador la señora Brander lloraba en el hombro de su hijo mientras este desolado la tomaba entre sus brazos; el señor Brander me miraba triste intentando mantenerse erguido.
-debemos irnos…
Fue lo que pronunció su boca, y por alguna razón cada mísera palabra me atravesaba como una daga en la garganta, no sabía qué hacer, ni qué decir, solo sabía que algo en mí moría y no sabía cómo llamarlo, pude llorar en ese momento pero apreté mis manos en puño y tragué saliva apretando mis dientes con fuerza.
Solo respiraba porque cuando respiro tranquilizo algo dentro de mí, no lloraba, me derrumbaba mientras seguía en pie, es lo más cercano que se conoce como la desolación y el desespero, comencé a temblar por que el señor Brander no paraba de mirarme, ¿acaso veía mi futuro? ¿Acaso el ya imaginaba todo como un instante? Y la noche anterior pasaban como flashes de fotografía frente a mis ojos dejándome ciego.
Su madre se levantó y el señor limpió sus lágrimas, Adam vino corriendo hacia mí y me abrazo, me abrazó mientras mordía mi hombro y lloraba, y cada lágrima se desarmaba en mí, sus manos me aferraban a la realidad y yo seguía estático sin corresponderle a su abrazo, sin alguna palabra dulce, sin nada que me permitiera hacer.
-no quiero irme de aquí, no quiero dejarte.
-no quiero dejarte- sus palabras se hicieron eco en mi cabeza, no podía llorar pero me dolían los ojos entonces mire al techo y cada capa se acumulaba, temblaba y eran sus brazos los que me sostenían.
-estarás bien, le dije fue lo único que pude decir con la voz quebrada.
Su madre me miró al sentirla baje la mirada y ahí se derramo la primera lagrima, sus labios decían abrázalo, levante los brazos y apreté mis manos no podía pero debía, lo abracé y su llanto se hizo más fuerte yo derramaba lágrimas en silencio.
-debemos irnos lo más pronto posible, pronto traerán la citación. Dijo alterada la señorea Brander.
-debían irse- -¿A dónde?--¿Por qué ahora?-
-no quiero irme Andreas.
El señor Brander saco un cigarrillo y lo encendió, lo movió a lado y lado de su boca, se sentó y aspiró con fuerza, el humo se hacía vaho en el aire. –tenemos poco dinero exclamó.
Yo me senté con Adam, tomándolo de la mano, no se veía mal, no creo que se viera mal, por primera vez sentía que no era Andreas el Malo sentía que era un yo que temía que vieran pero que estaba feliz que estuviera ahí. –pero aun teniéndolo como podemos salir, para llegar a los barcos…
-mi padre puede ayudarlos, exclamé –él es distribuidor de especias seguro podría esconderlos entre la mercancía.
-si nos atrapan tu familia pagará las consecuencias.
Mire a Adam a los ojos, sus hermosos ojos cafés que parecían un poso de tinta negra que brillaban por las capa de sus lágrimas, sus pómulos rojos, y sus labios temblando, si él se iba no le volvería a ver, el perdería todo pero seguiría con vida, podía ser egoísta de negársela…
Salimos de la casa de su familia, él miraba el suelo mientras caminábamos con las manos en los bolsillos, la gotas de lluvia cubrían el ambiente y la brisa maltrataba nuestros rostros, por nuestro lado pasaron dos jóvenes de nuestro colegio –caminen por la calle judíos.
Él se bajó y yo junto a él, los autos pasaban, nos mojaban cuando pasaban por un charco, la lluvia se hacía más fuerte y el silencio más profundo, él lloraba sus lágrimas yo podía verlas a pesar de lo mojados que estábamos, jamás me había percatado en él y ahora que lo hago, él se va.
Levanté la mirada y lo tomé de la mano unos momentos para luego soltarlo por temor a que alguien nos viese, él lo notó y sollozó. – ¿a dónde irás?
-no sé dijo tomando aire, quizás a Francia, Gran Bretaña o Estados Unidos; no creo que a mi padre le vean bien en la Unión soviética.
-tu padre piensa llevarte a Gran Bretaña; le solté de golpe, no había duda, Francia se encuentra en una jaula Nazi tras el éxodo fallido.
-un bonito país; exclamó para seguir caminando.
Al llegar al colegio, notamos que se encontraba algo vacío los jóvenes como nosotros ya no asisten aquí pues han comenzado a regir escuelas para la juventud judía, en este lugar había quienes nos apoyaban, pero habían quienes están siendo entrenados para ser un legado de Hitler, las clases transcurrieron normal el profesor Jakob Lars Kugler se mostraba impaciente, pero continuaba enseñando: él era judío como yo seguramente sabe que perderá su empleo aquí.
-¿Qué les parece si cambiamos de rutina…? sí, pasen aquí y digan algo no sé, que quieren ser por ejemplo.
Cuando llego el turno de Adam se levantó se dirigió al frente y me miró mientras decía –quiero ser pintor, para transmitir lo que no puedo decir con palabras, quiero tener una familia, quiero ser un padre valiente y un esposo dedicado; quiero ayudar a que esto cambie… pero no sé cómo…
El profesor guardó silencio en lo que se sentaba y me nombro a mí, David, yo me paré en ese lugar, le miré, miré a mi profesor, miré a mis amigos y a los que no lo son también los miré. –quiero ser escritor, quiero hablar de historia, de mitos griegos, de novelas épicas, de situaciones de la realeza, quiero hablar de los sentimientos, quiero escribir sobre la libertad el amor, no quiero aconsejar porque mis libros no serán para los débiles yo quiero ser una palabra que no se lleve el viento. Y lo demás… en ese momento lo mire Adam se mostraba alegre por un momento.
Pensé en un instante como en una película de cine y me imagine con él y sabes David, no me gustó lo que vi, yo no quiero un hombre de hogar, no quiero un sueño sin ambiciones como el que él tiene, yo quiero ser inmortal aun después de muerto, Adam es un gran hombre pero no es lo que deseo racionalmente pero de corazón…
…y lo demás no lo tengo planeado.
Adam me siguió mirando erguido, me acerque a mi puesto y él me sonrió, al salir de clase, le invité a pasar por el alrededor del parque no podíamos entrar, ni sentarnos en las bancas, no podíamos tocar los árboles, pero aun podíamos respirar su aire, le miré, nos detuvimos a ver los pájaros volar libres, los perros caminar tranquilos, los árboles crecer fuertes a su ritmo.
-donde quiera que tú estés no dejes de apreciar estar vivo.
-¿qué pasará contigo?
-ustedes dos vengan; gritaron tres soldados de la juventud Hitleriana.
Tuyo,
Andreas Russell.

Martes, 21 de enero de 1941.

Querido David:
Terminaré de contarte la historia, lamento las interrupciones pero mi madre exige que comparta su fe con ella, antes de ella irse a dormir. Cuando nos acercamos al terreno prohibido lo cual nos daba más miedo, el más alto de ellos con cabello rubio y ojos verde oscuro, con algo de pecas en su rostro definido, nos señaló el suelo, le miramos interrogantes.
-las palomas cagaron ahí. Grito intimidante.
Nos miramos y les miramos alcanzarnos los cepillos, le sonreí a Adam y este hizo lo mismo y limpiábamos mientras nos mirábamos, si, estábamos mal pero no debían saberlo, es humillante pero no nos daña el alma, podía cantar en ese momento y sé que él seguiría mi coro.
Uno de ellos desenvolvió un periódico, en la página de atrás aparecía un hombre africano, la campaña alemana para hacer ver a las demás razas como infrahumanas, el pobre hombre africano peleaba gritaba, le hacían ver salvaje pero en sus ojos veía dolor, el joven roncó su voz y nos leyó.
…[Si el pueblo tiene confianza, y si la verdadera dirección popular está presente, el Führer será capaz de hacer lo que desee con la nación... la gente le obedecerá ciegamente y ciegamente lo seguirán. El Führer siempre tiene la razón. Cada uno y hasta el último ciudadano debe decirlo (...)]…
-ahora salgan de aquí. Nos ordenó.
Al salir callamos un momento - ¿Por qué le siguen? Me preguntó Adam, cree y creerá que todo lo que yo diga vale más que su propio pensamiento.
Él ha restaurado a una población abatida les da una fe ciega basada en una ilusión, las personas prefieren eso a la realidad, él dice generaré empleo y a todos los pone como obreros, él dice traeré paz y pinta la calle de sangre, mejoraré la economía y le roba al que puede, aun después de esto habrá quienes se empeñen en negar lo que digo porque bueno, es su líder me reí plácidamente y el sonrío.
Me iba a tocar el hombro y le miré mal –no me toques.
Luego le sonreí –sí, no me toques tienes popó en las manos; y tocándole el rostro con las mías salí a correr.
Al llegar a mi casa le comente a mi padre la situación de la familia Brander me prometió que lo pensaría cuando le hablé sobre nosotros dijo que de ninguna manera nos iríamos.
Nos espera la muerte…
Tuyo,
Andreas Russell.

Miércoles, 5 de febrero de 1941.

Querido David:
En la última frase de mi carta anterior me mostré algo agobiado y melancólico, necesito pensar, <<el papel es más paciente que los hombres>>  yo escribo, te escribo y mi forma de escribir no muestra una señal de lo que siento son mis palabras las que lo hacen, sé lo que piensas soy un machista, mal agradecido, mal hijo, crítico, arrogante, egocéntrico, presumido lo reconozco soy todo eso, sé mis defectos sabes por qué, porque las personas me los dicen a cada instante, me cuesta saber mis virtudes, es aquí donde parte de Andreas bueno se muestra por eso te pido no me juzgues, por favor no lo hagas, los que has leído si soy yo, pero no me juzgues por portada, considérame un joven que ha visto la realidad de manera objetiva y que los defectos que te he mencionado son gotas en un cáliz a punto de rebozar.
No me ha sido fácil tomarte como una rutina, tengo una vida, pero sé que te debes estar preocupando por Adam así que te diré que está bien, su familia está vendiendo sus bienes en el mercado negro su casa se ve cada vez más vacía, es mucho dinero el que han ganado, pero también es un descaro lo que regalan al vender; los compradores se aprovechan de su necesidad.
Mi padre respondió al otro día –Ante la posibilidad de poder salvar a alguien lo demás no cuenta.
Se irán y yo no le he dicho nada, ¿crees que deba decirle algo?, me encuentro en un dilema su vida es miserable me siento comprometido a ser su alivio, pero sería egoísta darle una esperanza, decirle que me iré con él, que nos volveremos a ver o que le escribiré para un día vernos es algo que no puedo hacer, lo único que puedo hacer y lo he pensado bien es… acostarme con él…
Tuyo,
Andreas Russell.

Sábado, 8 de febrero de 1941.

Querido David:
La familia Brander supone su partida se realizará para mediados de junio, las tropas alemanas cada vez ocupan mayor territorio del país, pero estoy agradecido de seguir en pie, dice la BBC que Gran Bretaña se hace la idea de la guerra y por esto la misma población está enviando a sus hijos al campo mientras hombres, ancianos, jóvenes e incluso mujeres están realizando cualquier tarea que contribuya a la victoria del país; se cuenta que en las noches duermen en los metros debido a los constantes bombardeos alemanes y que en el día trabajan, crees en el valor de estas personas es increíble, estoy maravillado, son orgullosos de su nación y la defenderán a toda costa saben que su ideal es el correcto.
Cuando Adam llegue a este lugar quiero que aprenda de todo esto, que mire con sus ojos el otro lado de la guerra y por qué no, que haga parte de esta; aun así son esperanzas lo sigo considerando un hombre débil; lo que me tiene anonadado y es un hecho que aún no supero  es que las mujeres de Gran Bretaña se muestren valientes, que se estén preparando para disparar un arma, que estudien medicina, docencia incluso tácticas de guerra; son valientes al dejar a sus hijos y buscarles un futuro mejor, me estaré equivocando con ellas, supongo que sí, pero aquí las mujeres siguen siendo estúpidas entregadas al hogar y rezando cada maldita noche como si eso aliviase en algo.
Al ser sábado no tengo preocupaciones de ningún tipo y ya no tengo muchos libros que leer mi padre me promete más dentro de unos días, le dije en broma tráeme “Mein Kampf” (“Mi Lucha”) y si fuese podido golpearme lo fuera hecho, entiendes que fue una broma verdad, en todo caso al ser sábado nos es permitido salir a Hannah y a mí, le propuse si podíamos ir junto con Adam al cine, no sé qué me sucede con él, pienso que si me acuesto con él todo esto que he decidido llamar deseo terminara pero debo esperar.
Hannah se recogió el cabello con un prendedor, dejó un poco para que pasara su frente y se recogiera en su oreja, es bellísima,  mi madre aun no le permite maquillarse o pintarse las uñas yo considero que no lo necesita; se colocó una falda pegada al cuerpo totalmente lisa con unos zapatos negros bajos, una blusa a botones de manga larga y su saco; su piel blanca y sus rojizos labios, realmente es hermosa.
Por mi parte lo usual un pantalón de traje con medias negras y zapatos del mismo color, una camisa apretada blanca a botones y los incondicionales tirantes que también me quedan yo decidí no usar mi saco, me sentía más atractivo sin él y una mirada de Adam no estaría mal; crees que aún se plantee lo de esa noche, Hannah sugirió la cicla pero la detuve antes de tomarla se escuchan rumores que se está prohibiendo su uso; ella agachó la mirada y salió a paso lento.
A veces me pregunto qué piensa ella, es de las mujeres más inteligentes que amerito pero si calla lo que piensa de que vale que lo sea, caminamos cuadra tras cuadra hasta llegar a la casa de la familia Brander; nos invitaron a seguir la sala se encontraba en lo posible usual pero en lo que subíamos las escaleras veíamos las habitaciones notábamos la ausencia de los bienes; el cuarto seguía igual no es que le den cosas de valor, lo pillamos vistiéndose mi hermana apenada bajó a la sala yo me quede ahí, cerré la puerta tras mi espalda y le miré cambiarse.
Le sonreí cuando me miró, aparenté normalidad así que el actuó de la misma forma.
Solo tenía puesta su ropa interior el aire lo cubría su aroma a recién bañado, sus fuertes piernas, su espalda ancha que se contraía en cada movimiento, sus brazos que cada cuanto se flexionaban, me acerqué a él, tomé la camisa sobre la cama y se la alcancé, mientras se la colocaba aprecié el color rosa suave en sus anchas tetillas se endureció su tableta y pase saliva con dificultad; miré su abultado paquete morcillón, pero de momento sentí una mirada sobre mí.
-no había notado lo entrenado que están tus piernas. Dije disimulando aparente interés por lo que se supone veía.
 -eh gracias, dijo el alzando su mano.
Mire a mi costado y observe los pantalones  tome uno entre las manos mientras él se dirigía a su escritorio a ponerse algo de colonia, me acerque a él, al no notar mi cercanía tropezó con mi pierna y cayó sobre mi pecho; lo mire un instante cerrando un poco los ojos, observe el brillo de los suyos, el rojo en sus mejillas, sus labios húmedos  y me acerque fue un beso robado a la vida, un beso que me transportó a otro lugar mientras mi lengua acariciaba la suya, mi mano le tomó de la mejilla sin dejar de besarle apretándose a mi boca y sintiendo sus labios mojar los míos… cerré los ojos.
Pero la magia duro poco al abrirlos nuevamente me separe bruscamente de él, alcanzándole el pantalón sin mediar palabra, el agachó la mirada lo tomó rozando mi mano con su palma y lo tomó, al colocárselo ya estaba vestido.
-Andreas yo…
-No hay nada que decir, debemos irnos.
Crucé la puerta y en pocos instantes se cerró a mi espalda, al bajar a la sala se encontraba Hannah comiendo galletas preparadas por la señora Brander, me detuve y Adam se detuvo a mi lado, le sonreímos para indicarle que debíamos irnos, al llegar al cine solo estaban en taquilla películas de los logros alemanes y debíamos acostumbrarnos o El guardián del faro; me senté en medio Hannah a mi lado derecho y Adam a mi lado izquierdo con la pantalla en frente.
La película mostraba a un Reich victorioso unido, la población encendía en su mirada un patriotismo, admiración y apoyo absoluto a su nación, muestran a Hitler declarándose enemigo del injusto Tratado de Versalles,  en otros recuadros aparecía Mussolini reconstruyendo su país entonces el letrero apareció –“Recientemente algunos han tratado de imitar este Ministerio y su concentración de todos los medios de influencia sobre la opinión, pero aquí también se aplica el dicho: "a menudo imitado, pero nunca igualado"-
Ya se me hacía tediosa de ver, sentí una mano acariciar la mía entonces sin mirarle la alejé un poco, sonreí por lo bajo y le miré de reojo él me sostuvo la mirada para luego desviarla a la pantalla, hice lo mismo, él volvió a mirarme, acarició mi mano apretándola con la suya sin chance de escapar me rendí al notarlo cedió fuerza y le tome la suya, sin dejar de mirar la pantalla, aprisionado a su calor.
La película finalizó, ya casi anochecía, nos sentamos en la acera mientras podíamos y miramos el crepúsculo del atardecer esconderse tras la llegada del manto negro de la noche, las estrellas iluminaban con fuerza nosotros los jóvenes somos como ellas lo que nos hace especiales es el brillo que emanamos detrás de un entorno totalmente oscurecido.
 Caminamos por la calle y por la acera según el lugar, mi hermana contemplaba la noche, Adam contemplaba la naturaleza y por mi parte contemplaba a las personas así hasta llegar a mi casa mi madre nos recibió preocupada, mientras mi padre nos sonreía desde el sofá.
-he preparado la cena; avisó mi madre.
-bueno creo que me voy, me esperan en casa. Enjuició Adam dirigiéndose a la puerta mientras se despedía.
-¡no quédate! Solté de golpe sin haberlo pensado, al notar mi imprudencia bajé la voz y continúe –es que mi mamá cocina muy rico y a mi familia le gustaría que te quedaras.
-por mí no hay problema querido, dijo mi madre mirando a mi padre -es más invita a tu familia antes que lleguen las ocho.
Mi padre afirmo con la garganta, para las ocho faltaban dos horas y media, así que salimos en dirección a esta, en el camino no pronunciamos muchas palabras, preferíamos desviar las miradas cuando nos encontrábamos, su casa tenía las luces encendidas y en la sala nos recibieron sus padres que dentro de unos minutos estaban listos.
A una hora del toque de queda, ellos salieron y nosotros nos quedamos por que debíamos echar seguro y apagar las luces, antes de salir su madre nos besó y su padre nos advirtió –si calculan que al llegar son más de las ocho no salgan, dejen todo con llave y no enciendan las luces.
Afirmé con seguridad mientras Adam agachaba su cabeza y afirmaba con un ligero sonido de la garganta, como me desespera eso, cerraba las puertas con seguro mientras Adam apagaba algunas luces.
No había tomado nada en todo el día accedí a sacar jugo de limón de fresa de la expensa, servía un poco cuando Adam me tomó de la cintura mi sorpresa dejó que el vaso se soltara por suerte él lo tomó pero se había manchado el pantalón y parte de la camisa.
-lo, lo lamento; tartamudeó enseguida.
-qué pretendes idiota, dije molesto –Anda báñate, cámbiate yo me encargo. 
El subió rápido las escaleras y me toco limpiar,  al subir no lo vi en el cuarto solo su ropa la cual lleve a su lugar me llegue a sentir mal, no debí gritarle pero, accedí a disculparme subí la escalera llegando a el baño, él se encontraba acurrucado en el platón totalmente desnudo con la jarra metálica su costado. Me apoye en el marco de la puerta y le mire, el agacho la mirada que ya cubría una capa de lagrima; le intenté mirar pero estaba totalmente rojo, no le gustaba que siguiera ahí.
-Adam, respiré profundo –lo lamento dije en un exhalo.
-no tienes que disculparte.
Entre a el lugar y cerré la puerta a mi espalda, -no tengo tienes razón pero debo hacerlo, no quise gritarte solo que me tomaste de la cintura y me alteré es todo.
Tomé la jarra y le vacié un poco sobre la cabeza mientras él se bañaba. -es que no te entiendo unas veces eres una persona fría y distante y en momentos cuando estoy muy cerca tú…
-dejo de ser yo… complete la frase.
El ya temblaba de frío, le echaba agua de manera constante me estaba poniendo ansioso me alteraba el hecho que el mirara en mi esa otra persona, tome su mano para que me pasara el trapo blanco al ubicarme en su espalda le comencé a limpiar.
-no es que quiera ser así Adam es que debo ser así.
-no hay motivo para hacerlo.
-tú no entiendes, lo hago para sobrevivir.
Pase los dedos por su cabellera, mientras el agachaba su cabeza, el silencio se apodero del lugar, se oía el agua sobre su cuerpo fluir, lo agitado de su respiración, cuando creí que lloraría apreté su pecho haciendo que su espalda tocara el mío.
-¿vamos a morir? Me preguntó en un sollozo
-no lo sé y así lo supiera no te lo diría, eres tan débil si tan solo…
-fuera más como tú.
-no digo eso…
-Pero es lo que quieres.
Guarde silencio, solté la esponja que cayó en su vientre, apreté mi mano a su cuerpo y le abrace, llore en silencio sobre su hombro intentando respirar para controlarme, el saco una de sus manos del agua y me tomo de la mejilla, al mirarme…
-que sucedió esa noche Andreas…
Descanse mi frente sobre la suya, el calor de sus labios a escasos centímetros de los míos, Adam salió del platón subiendo mi rostro con su mano, le mire apenado,  sus labios se movieron a centímetros de mi boca me tomo del cabello, nos besamos, apreté sus labios contra los míos, en cuanto deje de sentir el calor de los mismos abrí los ojos y estaban los suyos.
Me volvió a besar, apoyó su frente a la mía mientras desabotonaba mi camisa, tomé su brazo y le dejé a hacer hasta que el último botón se deshizo, colocó su mano sobre mi hombro sentí el frío del agua humedecer mi camisa, bajó mi tirante y lo dejó caer lo mismo que el otro, sentí como mi pantalón se aflojó; le volví a mirar me beso mientras jadeaba, retrocedí unos paso dejando caer mi pantalón.
Sus piernas chocaron con las mías hasta que me llevó a la pared, bajé mis bóxer y sentí su polla fría tocar la mía, las dos en gran tamaño, giré sobre mí mismo y le coloqué a la pared apreté mi mano a esta y le besé mientras con la mano libre acariciaba su nuca. Me tomó con timidez de la cintura le continúe besando me apreté a él mi pierna estaba en medio de las suyas.
Comenzó a acariciarme la espalda, le miré unos minutos y él sonrió, tenía su boca mojada, al igual que su cuerpo, su piel fría me hacía gemir, bese las gotas sobre su cuello, bese la piel de sus pectorales, lamí sus tetillas apretándolas suavemente con la boca; succionaba la saliva que yo mismo le propinaba.
Me tomo del hombro y continúe bajando, coloqué mis manos en sus caderas aprecié el perfecto ángulo en V que me dirige a su pene, besé su tableta el sabor esta vez era distinto, su olor era distinto, esto era diferente, la delgada línea de vellos tocó mi lengua, su abdomen se contrajo, la punta de su pene acaricio mi quijada calentándola con su líquido pre seminal.
Un choque paso por mi columna, dirigí mi mano a su base y le miré a los ojos, le sonreí mientras él hacía lo mismo, besé su capullo una y otra vez apretó mi cabeza y comencé a introducirla poco a poco en mi boca, lamí la base como podía, su glande rozaba con mi paladar; me la saqué y besé su palo hasta llegar a las bolas que causaban cierto cosquilleo en cada lamida.
Volví a subir, le besé una y otra vez, él bajó por mi cuello mientras me tomaba de la cintura sentí cosquilleo y él rió ante el acto; bajó, simuló mis movimientos en cuanto tuvo mi polla en frente me miró; la tomó con cuidado y moró como, lentamente, la gota de pre seminal salió, al verla me apretó más fuerte.
Gemí fuertemente, con la punta de su lengua recogió parte de la misma, me dolía un poco, lo más cercano a sexo que había tenido era la boca de esa mujer, pero ahora era distinto porque no tenía que cerrar los ojos para ver lo que quería.
Chupó mi glande y mi palo junto con mis bolas apretó su mano a mi pierna, cuando subió a besarle me detuve en sus labios acariciando su lengua, entonces le giré, apoyó sus manos a la pared, y apretó en puño, rocé instintivamente la cabeza de mi pene en su apretado culito pero cuando intenté penetrarlo sentía que un muro me bloqueaba y aunque él no lo dijera sentía dolor como yo.
Así que le bese la nuca, baje por los discos de su espalda cuando tuve su culo en frente bese sus nalgas, poco a poco me introduje en ellas toque su ano con mis labios y estos se contrajeron lamí por primera vez, gimió y me daba placer saber que le gustaba, depositaba gran cantidad de saliva en cada beso. Por mi parte me pajeaba lentamente apretando con fuerza la base.
Cuando mi lengua ingreso continúe le movimiento, nuevamente subí bese sus hombros busque su boca apoye su espalda a mi pecho y apreté mi glande en su culito.
-aaahg, ahogo en mi boca
Me apretó con una mano la cola me pedía que siguiera, y eso hice, poco a poco pude ingresar más, él gritó, yo apoyaba mi frente en su hombro hasta que la sentí entrar en su totalidad; respiramos con satisfacción, mierda.
Tomé su pene y comencé a pajearle, él me besaba nuevamente, la sacaba dejando el glande en su interior el calor y lo apretado de su esfínter tenían mi corazón al límite, comencé a embestirlo con mayor rapidez, él golpeó la pared y apretó sus dientes de entre mis labios, sin soltar con su mano libre mi culo, comenzábamos a sudar, le agaché un poco y la presión cambió envestí su culo una y otra vez las gotas chocando chispeando con cada movimiento.
Apreté mi mano en su hombro sentí una presión indescriptible en mi vientre, intenté retenerla y mientras le volvía a subir para que me besara me corrí, intente adquirir mayor velocidad pero sentía que me quemaba, todo esa adrenalina la llevaba a mi mano surcada de venas que le pajeaba.
Se corrió con mi polla dentro de él, David fue algo que no olvidaré, Adam finalmente me besó descanse un minuto mi cabeza sobre su espalda, y cuando saqué mi polla él se abrazó a mí, me sentí el único hombre en el mundo.
Pero cuando recordé la realidad y mire el reloj en la pared ya eran las ocho pasadas quince minutos.
Tuyo,
Andreas Russell.

Domingo, 9 de  febrero de 1941.

Querido David:
Son las doce y media de la mañana me encuentro en la casa de Adam, te preguntarás cómo hemos logrado eso, bien, creo que hemos enloquecido, le muestro a él lo mejor y peor de mí, quizás es la persona luego de ti que mas me conoce. Cuando miré el reloj me separé de sus labios con preocupación, él parecía no entender nada ajeno a lo que vivíamos en ese momento. Sus padres no llegarían pero no subestimes la preocupación de dos madres desesperadas.
Pero el me volvió a tomar de la cintura mientras me besaba el cuello y me obligaba a ceder, nos bañamos él paso el trozo de toalla húmeda por mi cuerpo y yo solía mojarlo, al bajar en medio de la oscuridad llamé a mi casa, sigo creyendo que soy más valiente que él, le conté a nuestros padres nuestro infortunio en la cocina, que el tiempo paso rápido y que lamentamos todo lo sucedido; la señora Brander calmo sus preocupaciones, por otro lado mi madre hacía un show de ellas.
Mi padre me aconsejó mantener puertas y ventanas cerradas, las luces apagadas y que evitáramos en los posible hacer ruido –creo en ti- me dijo antes de despedirse; por parte de Adam le pasé a su familia le regañaron no hay duda pero cada tanto le comía el cuello mientras llamaba; al final debió despedirse él de sus padres.
Eso lo que los adultos llaman atracción… ¿hasta qué punto la atracción domina tu capacidad de pensamiento? No quiero terminar como mi padre besando a mi madre en la frente, entiendes, a mi padre le es indiferente: no es coqueta, no es inteligente, es débil, no sabe hacer mucho y no le gusta hacerlo, dudo que en la cama sea ella quien le busque, no quiero terminar así quiero sentir algo más que atracción pero será posible con él.
Nos sentamos a comer te sorprendería saber que cocina delicioso, escuchábamos la radio aliada la BBC noticias de origen inglés y  británico –los ingleses toman Bengasí. – Mientras –británicos bombardean constantemente Génova, Pisa, La Spezia y Livorno- se calculan ciento treinta mil soldados italianos capturados- son buenas noticias ha sido una gran noche.
Luego de lavar los platos, lo tome de la mano y miré brillar sus hermosos ojos cafés en la oscuridad; lo llevé a su habitación y nos sentamos juntos en su cama, fui el primero en caer logrando que el colchón tambaleara en segundos el hizo lo mismo mirábamos el techo la poca luz no nos hacía visible muchas cosas.
-Andreas… ¿que sientes por mi?
Resopló algo de aire, yo me hacía la misma pregunta –supongo que te quiero, le contesté en igual tono pasivo.
Busque su mano cuando di con ella el apretó la mía con fuerza, me giré en torno a él, al darse cuenta hizo lo mismo, nos mirábamos fijamente a pesar de no poder vernos, acaricié su hombro baje a sus pectorales y me detuve en medio de ellos.
-¿y tú?
-¿yo qué, Andreas?
-¿qué sientes tú por mí?
-Me gustas, dijo titubeante –me gustas mucho y con su última frase su voz se apagó, dejé de sentir su mirada.
-entonces enséñame a querer de una manera similar a la que tú lo haces.
Me coloqué sobre su cuerpo y le besé, dejé invadir mi boca con su lengua mientras me apretaba del cuello, su mano recorrió mi espalda se introdujo dentro de mi camisa su mano estaba fría mientras mi cuerpo inconscientemente la repelía más me pegaba a él. Le tomé de la mejilla entremetí mis dedos por su cabellera; me apoyé en mi codo y me abrí espacio para desabotonarle la camisa, cuando el último botón se desató subí por su vientre, acaricie sus tetillas y me ubiqué en su hombro; él se levantó un poco, aproveché para bajar las mangas por su brazo.
Con su pecho desnudo le seguí besando, apretando mi paquete en el de él, metiendo mi pierna sobre las suyas; me tomó de los brazos y me giró, me senté con su culo apoyado en mi pene; me besó el cuello, apretó mi cintura, me gustaba cuando lo hacía; me despojo de la camisa sin dejar de besarme; me chupaba el cuello de vez en cuando.
Apoyé mis manos en puño sobre el colchón, proporcionándole comodidad para que me comiera las tetillas, las apretaba con sus dientes, mientras la punta de su lengua me rozaba de lado a lado poniéndola dura. Bajó hasta arrodillarse en el suelo, acarició mi cintura, dejé caer mi cabeza mientras su mano junto con la mía me despojaban del pantalón; mi polla golpeó sus labios me besó la base y con una mano subía desde mi pierna hasta mis huevos deteniéndose ahí para masajearlos.
Con la otra tomó mi pene y ubicándose mejor se lo llevó a la boca, lo chupó una y otra vez introduciéndolo de golpe para sacarlo despacio; me daba picos por el palo hasta la punta para nuevamente introducirla comérsela centímetro a centímetro; le tome del cabello me apoyé en un codo y comencé a simular lo que hacía con su culo pero ahora era con su boca; la sensación era genial sentía que el calor llegaba a quemarme su garganta comenzó a sonar así que disminuí la embestida; me apretó fuertemente la pierna, así que continúe la cama temblaba sabia que se pajeaba en el suelo me excitaba.
Le invité a subir giré sobre él y bajé simulando sus movimientos, cuando sentí su polla sobre la tela la besé, la sentí palpitar con el tacto; la apreté con las manos, al bajar su pantalón su polla golpeó su abdomen le besé las piernas subí despacio lamí sus huevos; y finalmente le tomé la polla,que chupé por sobre el glande saboreando su pre seminal, que me seguía pareciendo fuerte, se sentó y acarició mi nuca una y otra vez, apoyé mis manos en su piernas y dejé de moverme; al entenderlo me tomó colocando sus manos a costados de mi cabeza y me la vadeó de golpe, me la tragué entera el quejido no se hizo esperar pero él sabía que no tenía problema, atenazó mi cabello, me subió y nuevamente me bajó hasta que mi nariz tocara su vientre, la velocidad aumentó, de vez en cuando, me detenía en la punta para que la chupara.
Gemía mi nombre, mis brazos se cansaban estaban temblando pero él continuaba a una velocidad impredecible, cuando se corrió sin avisarme me la tomé toda, no sé cómo describirte lo que se siente David, no creo que me llegue a gustar lo de beber su corrida pero creo que es la misma extrañes que me causa verme en esa situación; por el momento veo mi acto como una manera de pago.
Al subir le besé con los labios totalmente húmedos la boca, su lengua pasaba por cada rincón de mi boca mientras su mano me tomaba del pecho; tomó mi pene, le escuche reír me besaba al tiempo que me pajeaba con velocidad, apoyé mis rodillas sobre el colchón sus manos se apretaron a mis piernas mientras su boca hacía lo suyo; cuando sentí la presión en mi abdomen detuve su movimiento me corrí con mi glande entre su lengua y su paladar ¿Qué pensamiento tendrá el de mis corridas? Creo que le gustan.
Nos acostamos juntos luego de ponernos la pijama; cuando su respiración se tranquilizó supe que se había dormido fue en ese momento que tome mi diario.
Tuyo,
Andreas Russell.

Lunes, 24 de febrero de 1941.

Querido David:
David, he meditado estos días: tengo la certeza de que no me conoces, aún tengo tanto que decirte, sigues siendo mi mejor amigo a quien se lo cuento todo, mi familia ha notado mi amor por ti se muestran intrigados ante ello me he visto obligado a esconderte debajo de mi cama, entre mi almohada, entre mi ropa, entre mis libros, debajo de algún mueble has pasado por cada rincón de la casa no he tenido el valor de quemarte.
Sabes que soy judío en mi totalidad, eso nos lleva a las prohibiciones a pesar de que aun no nos han marcado como se rumora en otros países si hemos sufrido de algunas privaciones; cedimos nuestras bicicletas, no podemos subir a los tranvías ni conducir, todo centro comercial u educativo debe tener la palabra “judío” para poder ingresar , no podemos salir de la casa luego de las ocho de la noche, de tres a siete podemos disfrutar de algún centro cultural permitido, no podemos quedarnos en la casa de nadie, los lugares de diversión como el teatro y algunos cines no tienen permitido nuestro ingreso, miras un letrero grande que porta la Estrella de David, no podemos entrar a piscinas o practicar algún deporte. Querido David ya habrás notado algunas he aquí más y la lista sigue.
El miedo a hacer algo que ya no sepamos que es prohibido es latente, sin embargo me considero una persona libre. Hoy es un día para celebrar: Holanda se ha sumado a una huelga general ante la detención de varios centenares de judíos; sin embargo Holanda, como el resto de los Países Bajos son pacíficos no pretenden entrar a guerra alguna: hemos sido sometidos por el poder Alemán. Me temo somos una bola de cobardes.
Si un cristiano grita que lo que nos sucede es injusto lo matan en frente de muchas personas y esas personas que estaban dispuestas a gritar luego de él callan de pavor; sin embargo países como Gran Bretaña, Estados Unidos y la misma Francia no ven la muerte como un sacrificio es por el contrario un motivo de lucha.
La BBC avisa que dentro de dos días los ingleses finalizaran la ocupación en Somalia Italiana, la RAF (Real Fuerza Aérea) ha hecho un gran trabajo; quizás te interese saber qué pienso de Italia, bien, lo veo como un niño en una casa grande, en cuanto su Papa se va de la casa se siente autosuficiente pero en cuanto tocan a su puerta muestra su grado de idiotez y termina sucumbiendo ante el peligro de afuera.
No creo que la guerra termine pronto, aún falta lo peor, te interesará conocer de Adam, su casa cada vez está más vacía todo confirma que se irán en junio, o antes, si el mal tiempo continúa; mi padre le ha ofrecido toda la colaboración al suyo. No sé cómo reaccionaré ante su partida, por otro lado, nuestra familia también ha tomado cartas y han desaparecido algunas cosas de la casa mi padre es prudente y no me dice nada en lo absoluto. Confió en el.
Debo decirte que cada día en los colegios de Hoorn se presencia más la discriminación, la misma ley nos prohíbe permanecer mucho tiempo junto a un cristiano, la misma ley estúpida nos prohíbe estar mucho tiempo con nosotros mismos; entiendes hasta donde ha llegado todo, me dirigía con Adam a la cafetería que queda a unas cuadras del colegio y mi sorpresa fue desagradable “un espacio libre de ratas y judíos”
Sobrevivimos de la manera en que podemos, mi hermana se refugia en aprender, mi madre en ser una esposa paciente, mi padre actúa, la familia Brander tiene decidido irse, Adam se refugia en mí y yo en mi diario.
(En la noche)
Ha caído la noche y observo impaciente por la ventana, la luna se muestra brillante iluminando de plata cada lámina de los tejados, se pueden apreciar los pájaros revolotear sobre los jardines o descansar en los arboles, los perros corren libres, y los gatos, bueno, ellos juegan con cualquier objeto que se mueva; miré de lado a lado de la calle: pocas parejas caminaban libres por el lugar sentía envidia de su libertad y me culpaba por ser egoísta.
Me imaginaba revivir una noche caminando por estas calles, jugando con la pelota o hablándole a algún animal, todo esto eran suspiros que se hacían vaho en el aire y terminaban manchando la pared; los pájaros salieron volando apresurados, los perros corrieron mientras ladraban, y los gatos se escondieron miré para todos lados y sus pisadas se hacían más fuertes.
Entonces Elizabeth mi madre entró alterada y apago las luces de mi cuarto, las pisadas en la casa se hacían audibles y todo se teñía en la oscuridad, mire las demás casas que hacían lo mismo.
-cierra la ventana.
Sus cascos brillaban a la luz de la luna sus pisadas a la par hacían temblar el lugar, se acercaban a nuestras casas inspeccionaban todo.
-que cierres la ventana te he dicho; y antes que reaccionara mi madre ha azotado la ventana.
Salí de mi cuarto dejando a mi madre temblando y busque a Hannah que se encontraba junto con mi padre en su habitación, ella se amarraba a su brazo y en mi acercamiento le pedí que me abrazara a mí también. Mirábamos expectantes.
Mi madre se colocó detrás de nosotros y paso su mano por mi hombro y el de Hannah.
-suéltame, le dije
-pero estas temblando… y
-te he dicho que me sueltes. Le grité enojado
Mi padre nos mandó a callar mientras me apretaba mas a él, un perro muy valiente se colocó en frente de los soldados y les ha ladrado en lo que parecía un llanto inquebrantable, sin parpadear uno de ellos quien estaba enfrente saco su arma; mi padre y yo abrimos los ojos ante el horror, mi hermana se llevaba sus manos al rostro.
Las balas sonaron una tas otra el chillido de el perro sonó agudo.
-¡aaah!
Aquel gritó nos helo la sangre, miré a Hannah pero tenía la mano de mi madre en su boca; el grito provino de enfrente…
Nos faltaba aire, incluso respirar se nos hacia ruidoso,  mi madre temblaba, estaba pálida sus ojos guardaban las lágrimas de la escena, rodaban y parecía no sentirlas, Hannah salió corriendo así hasta que escuchamos la puerta de su habitación cerrarse.
Tres golpes en la puerta de enfrente y nadie salía, otros tres golpes esta vez mas audibles, el corazón me latía rápidamente la luz de la sala se encendió y tras la puerta apareció un hombre un pijama cubierto por un albornoz, detrás de ellos su pequeña hija y su mujer, la niña se acurrucaba a su madre y lloraba desconsolada.
Le pidieron los papeles y este se los dio, el señor hablaba de forma incontrolada, un grito del oficial dejó todo en silencio, ingresaron al lugar se oían las cosas quebrace al estar la puerta abierta solo observábamos como ellos se aferraban a su hija. Una cosa tras otro todo caía, uno de ellos lanzó la radio por la ventana.
Mi padre me amortiguaba mi sufrimiento tras sus caricias, finalmente los soldados salieron temí lo peor por ellos pero dejaron a la familia tranquila.
-por lo menos siguen vivos. Dijo mi madre sin parar de llorar.
-¿acaso no lo has visto? ¡Han perdido por lo que han trabajado y eso es lo que se te ocurre decir! ¡Vaya que eres estúpida! Tras mi frase sin pensar sentí la dura mano de mi madre golpear mi rostro quedé con la cabeza mirando el suelo cuando su segunda cachetada me hizo mirarle.
Me pesaban los ojos pero no lloraría frente a ella.
-acaso piensas que para mí es fácil, eres un niño para comprender el corazón de una madre.
Apreté mis manos en puño quería gritar pero mi padre me apretó fuerte el brazo –si dices algo más, te castigaré.
Abracé a mi padre y Salí de la habitación; no puedo sentir cariño ante una persona que no me genera respeto ni admiración, más allá de que sea mujer o no mi madre solo es una recostada en todos los ángulos, de qué sirve su preocupación si lo único que sabe hacer es rezar, las cosas se tornan insostenibles, no pienso ceder, mi cariño hacia ella es demasiado bajo comparado con el de mi padre. Aun así no me imagino sin ella, pero eso no es suficiente yo necesito ver algo que valga la pena no algo que me dé pena.
Corrí al cuarto de Hannah y la abracé a mi cuerpo, esperando que se calmase, que dejase de llorar, que calmara sus sollozos, que recuperara el calor entre mis brazos, la quiero y mucho;  me dormía en su pecho cuando ingresó mi madre a la habitación.
-¿Hannah estas mejor?
Mi hermana se levantó, acomodó su cabello y le afirmó en un tono casi inaudible.
-¿Hannah, tú me amas?
Mi hermana me miró y luego la miré a ella. –por supuesto, eres mi madre.
-Vaya un cariño de obligación. Espeté sarcástico. En un tono que solo Hannah escuchó, lo que causó que me mirara mal de reojo.
-y tu Andreas ¿me amas?
-yo te aprecio madre.
-comprendo. Dijo mi madre saliendo de la habitación con la cabeza agachada.
-la has hecho sentir mal, acaso no ves lo mucho que ella sufre, ella no piensa en su vida piensa en la vida de nosotros, se atormenta pensando en nosotros, eres un mal agradecido.
-el amor que exige ser declamado es un amor pobre, mísero e incapaz; las personas débiles te preguntan constantemente que sientes por ellos y se aferran a tu respuesta como parásitos, necesitan todo el tiempo de ti. Yo no quiero eso de mi madre si ella quiere que la ame debe ganarse mi amor.
-te considero injusto.
-Ven hermanita acuéstate, volvamos a como estábamos, diciéndole esto la recosté en la cama y me acomodé en su pecho; sus dedos comenzaron a jugar con mi cabello, hablamos de distintas cosas ella me comentaba lo que era madurar sin darme muchos detalles, me preguntaba qué opinaba de todo y se burlaba ante una respuesta fría o sarcástica de mi parte.
-… Y Andreas ¿qué sucede entre Adam y tú?
Tuyo,
Andreas Russell.

Martes, 18 de marzo de 1941

Querido David:
-¿estás seguro que no vendrá nadie?  Me preguntaba Adam inquieto
Me acerqué, le tomé de la cintura y le besé arrinconándolo al librero, apretó sus piernas a mí, se dejó apoyar en la pared mientras dejaba su boca buscando el lóbulo de su oreja me entretuve chupándolo acercándolo a mi boca, jadeándole de cerca mientras él acariciaba mi espalda sobre el uniforme; descansó su mano en mi hombro, la otra la ubicó en el estante superior del librero.
Invadí su boca con mi lengua, le humedecía sus labios con mi saliva, me alejé un poco, para que no perdiese el equilibrio que apoyaba en mí, se comenzó a desabotonar su camisa blanca que también contrastaba con la tonalidad de su piel, besé su cuello, impaciente, bajé un poco más hasta encontrar su tetilla rosada, se sentía suave al tacto con mi lengua, mordí suavemente mientras mis manos alzaban su culito, comencé a succionarle se ponía cada vez más dura, le apreté un poco mas sentí que su polla me llamaba pero aún debía esperar.
Me comía el cuello al tiempo que yo hacía lo mismo, jugó con mi cabello, me alejaba de su piel sólo para besarme, a veces no cerrábamos los ojos mientras nos besábamos nos gustaba el destello que uno producía en el otro, era como fuego inmediato, arañé su espalda, volví a alejarme, jaló mi tirante y lo soltó de golpe, sonrió malicioso me desapuntaba la camisa, aflojaba la corbata, observé mi sobrero en el suelo; le volví a sonreír, pasó su mano por mi tetilla, la apretó, su otra mano subía hasta mi hombro, me quitaba la camisa, pasó por mis brazos y nuevamente se abalanzó a mi boca.
Solté sus nalgas, le permití que bajara sus pies, coloqué mi mano en la pared, sentía como mis venas se ponían gruesas surcando el brazo, aflojé su pantalón y le dejé caer, le acaricié con la mano, su pene se encontraba cálido con el ligero aroma a sudor que trae el día, besé su vientre, su pene se hacía cada vez más duro, le apreté un poco, continúe mi camino y apreté el capullo.
-Andreas… gimió humedeciendo sus labios.
Bajé su ropa interior, su pene se mostró tieso ante mis ojos, lo besé una vez, acariciaba sus piernas, besé sus muslos, subí hasta sus huevos, chupé cada uno de sus pliegues mientras una mano apretaba su base y exprimía hasta la punta, me introduje una y luego la otra, subí por su palo le apreté el pene, la primera gota de pre seminal hizo presencia, la recogí con la punta de la lengua, lubricando su glande para nuevamente volverlo a apretar; su pene ya lo surcaban algunas venas.
Jugué con él un rato lo acaricie por sobre mis labios, por sobre mi mejilla, Adam gemía en un intento desesperado de controlar el sonido apretaba mis hombros, habían cosas que realmente me encantan de él, saqué la lengua y dejé descansar su miembro, poco a poco cerrando los labios lo introducía, chupaba un tanto y lo volvía a sacar, al volverlo introducir rozaba su glande con mis mejillas, me tomó de la cabellera y dejé que tomara el control por un momento, me la insertó toda, no me la sacaba en su totalidad era complaciente. Apretaba mi mano a su pierna.
Moví la cabeza en señal que se detuviera, le invité a colocar su pierna sobre mi hombro y que hiciera lo mismo con la otra, tomé su pene y en esa posición se la chupaba mientras mi mano derecha acariciaba su pecho y la otra acariciaba su nalga. Su cuerpo sudaba, mi polla estallaba dentro de mi pantalón, en pequeños círculos comencé a acariciar su ano, su calor era impresionante se dilataba casi por sí solo, pero aun así faltaba más.
Noté como el sabor en mi boca se hacía más agridulce, por así decirlo, aún no sé con qué sabor comparar su néctar, pronto se correría, me la saqué de la boca, descansé un hombro y luego el otro, me alejé un poco y le giré, él abrió sus piernas e inclinó un poco la cola, mi polla pegó un brinco ante esa imagen, me acerqué y besé su nalga, la mordí suavemente mientras me acercaba a su ano, el sabor cambiaba, le di la primera lamida así me entretuve unos momentos hasta que su ano fue cediendo y poco a poco me dejaba introducir la lengua, depositaba saliva en cuanto podía de momento su cadera comenzó a moverse y entendí que se pajeaba, las contracciones me estaban más. Me levanté despacio, besando cada disco en su espalda hasta propinar un último beso en su nuca; me miró sonriendo y yo le besé.
Giró su cuerpo con mis manos en su cintura y se agachó, desapuntó mi pantalón y lo dejó caer, metió sus dedos fríos por entre el elástico y lo dejó caer, tomó mi polla y sin mediarlo la chupó, lamió el glande mientras me pajeaba, su lengua maestra me tenía sudando.
-cielos… Adam; tomé un poco de saliva y mojé mis labios –te a… detuve mis palabras antes de entender lo que iba a decir.
Adam se detuvo unos momentos y al ver que no continúe la frase se ensañó con mi paquete, me la chupaba con fuerza, humedecía sus labios y él mismo se provocaba arcadas, perdía las fuerzas de mis piernas me recosté sobre la pared y tomé apoyo en el librero, mi cintura se arqueaba.
Detuve su movimiento y me arrodillé, tal como él, coloqué mi frente sobre la suya y le besé, lo tomé de la mejilla. –Adam… le besé –Adam, tú a mí no me gustas. Acaricié su mano y antes de que asimilara la respuesta volví a hablar –te quiero Adam y es lo más cercano que puedo decir a lo que buscas que diga.
Lo que sigue, David, es algo que no olvidaré; Adam volvió a besarme y se dejó recostar en el suelo, sin soltar mi rostro entre sus frías manos, invadió mi boca con su lengua y posteriormente me miró con ese brillo intenso de sus ojos; bajó a mi cuello y su mano tomó mi cintura, me reí inconsciente me sentía diferente, su polla se juntó con la mía y ambas se apretaron en el corto espacio comencé a mover la cadera, él no paraba de comerme el cuello.
Estaba dispuesto a girarse para que le penetrara cuando le detuve. –quiero mirarte mientras lo hacemos. Le espeté sincero.
Levantó sus piernas y las apretó a mi cintura, dejando su culito expuesto a mi polla, me ubiqué un poco mejor y cuando mi pene encontró su ano ejercí un poco de presión, sus dientes se apretaron, me recosté en su cuerpo, Adam atenazó sus dedos en mi cabellera y mientras me comía el cuello se la introducía; su esfínter me aprisionaba, el calor era intenso, comencé despacio dejando siempre el capullo en su interior, cuando sentí que cedía aumenté la velocidad, chocando mi cadera contra sus nalgas, sus manos se aferraban a mi espalda parecía rasguñarme, su pene se pajeaba de alguna manera entre nuestros vientres.
Besé sus labios en el momento en que me corría, sigo sin poder aumentar la velocidad en esos instantes, pero no me preocupo por eso, Adam también se corrió en el poco espacio que tenía, me tumbé cansado sobre su pecho; respiraba de forma agitada y me humedecía los labios cada tanto.
Me reí por un instante, él acariciando mi cabellera de igual forma agitada me pregunto -¿Qué recordaste?
-mi hermana, hace un tiempo me preguntó que me sucedía contigo, esa noche le respondí que eras solo un compañero de clase; pero la verdadera respuesta te la di a ti.
-no sé, no la oí muy bien con tus constantes jadeos, jajaja
-Que te quiero.
El aroma de la biblioteca se impregnaba a nuestros cuerpos, es la sección de los niños judíos y con la guerra la población ha disminuido y los padres prefieren tenerlos en el hogar; Adam respiraba tan fuerte y su corazón latía tan rápido yo simplemente le apretaba a mi cuerpo consiente que esto tiene que terminar.
-debemos irnos a casa Adam.
Afirmó con la garganta, se levantó en una pequeña queja me ofreció su mano para que también me levantara, la lefa en nuestros vientres se deslizo dejándonos con cierto cosquilleo en el cuerpo.
-sí que te corriste hombre, le dije evocando una sonrisa que lo ruborizó.
Al no tener con qué limpiarnos imaginaras lo que pasó; a lo que nos vestíamos cruzábamos algunas miradas, yo me apuntaba la camisa y me acomodaba la corbata, me peiné como pude con los dedos para poder colocar mi gorra de nuevo. Él ya tenía puesto su pantalón, los calcetines y sus zapatos.
Me acerqué a colocarle la camisa y acomodarle su cabello de paso para besarle, cuando me fui a colocar lo que me faltaba de ropa…
-eh… Adam, este no es mi bóxer.
Se rió a gusto y con una mirada maliciosa levantó sus hombros, no tuve remedio: me coloqué los suyos junto con el resto de mi ropa; se sentían fríos algo húmedos pero si le pedía que me devolviera los míos terminaríamos comenzando nuevamente.
Al salir del lugar, el sol se mostraba intenso ante la cúpula que nos regalaba algo de sombra, las hojas vestían su mejor verde, el pasto era una alfombra a nuestros pies, no había pájaros que volaran, perros que corrieran o gatos que se asomaran, todo descansaba. Los mismos jóvenes lo hacían no veías grandes grupos excepto el de las mujeres por supuesto, no patrullaban los soldados y el cielo pintaba nubes blancas y esponjosas.
Caminamos sin nada de prisa, dejamos la guerra de lado y hablamos de nosotros sin dejar de mirarnos a los ojos de vez en cuando deseando que las personas desapareciesen para poder besarnos sin temor alguno o poder rozar un su mano.
-Andreas y qué escribes en ese pequeño cuaderno. Dijo bajándose a la calle.
Hice lo mismo y logramos quedar un poco más juntos que en el andén –sobre todo lo que veo, pero no creo que a alguien le interese lo que escribo más que para juzgarme.
-me gustaría saber qué escribes, no te juzgaría. Me dijo sonriendo mientras agachaba la mirada ruborizado.
Acaricié su dedo en ligeros instantes con el mío, giró a verme –he hablado de ti.
-crees que pueda leerlo, digo que me lo leas.
-quizás, por el momento es mejor que no.
Interrumpimos la conversación al llegar a la casa, le invité a seguir, llamé a mi madre pero no respondía, y tampoco le buscaría, dejamos nuestras maletas en el sofá y nos fuimos a mi cuarto me recosté en la cama y él a mi lado tomándonos de la mano, debajo de una almohada por si alguien llegaba.
-y cuando termine la guerra podremos estar juntos. Me dijo en un tono de esperanza sin apartar su mirada del techo.
-la guerra puede que dure más de lo deseado, años, y no podemos aferrarnos al otro cuando tenemos sueños que cumplir; me giré para mirarlo a los ojos –probablemente no nos volvamos a ver.
-sobreviviré a la guerra y quiero que tú lo hagas. Parecía ordenarme, su mirada se tornó seria, por un momento no era el tímido debilucho que le atribuía ser.
-si sobrevivo (suspiro) si sobrevivo seré reconocido, seré músico, escritor, poeta, actor o historiador.
-si te vuelves reconocido será fácil encontrarte. Dijo apretando mi mano, volviendo a girar para mirar el techo.
-y si sobrevivo seré un gran pintor, te pintaré a ti en más de una obra.
Me monté sobre su cuerpo y descansé en éste mientras le besaba, cuando me detuve le miré a los ojos –si nos volvemos a ver y mientras podamos seguir nuestros sueños no me alejaré de ti.
Lo fuese besado más tiempo pero un grito de afuera nos escandalizó, corrimos al cuarto de mis padres y nos asomamos en la ventana, él detrás mío tomándome la mano; la niña de enfrente la misma del grito hace unas noches se encontraba llorando en el interior de su casa; soldados saqueaban sus cosas como si reclamaran lo que les pertenecía; una a una las cosas se iban y sus padres no estaban ahí ni para consolarla.
Miré a Adam que apretó mi mano con fuerza, a él le podía ocurrir lo mismo en cualquier momento y de paso notarían que faltan cosas y ante el enojo pueden que los maten en su propia casa; cerré los ojos aturdido ante la imagen y volví a mirar a la niña. Entre lo que se llevaban cuadros, joyas y artefactos de valor que no habían dañado noches atrás.
Cuando parecían haber terminado uno de ellos tomó a la niña de la mano y la arrastraba al camión, Adam se abrazó a mí yo simplemente lo miré y no podía parpadear mi cuerpo estaba frío, a la niña se le cayó su oso y esto templó su llanto; otro de los soldados lo recogió y comenzó a gritarle al que tomaba a la niña.
No sabía muy bien que se decían, pero cuando se fueron dejaron a la niña en la puerta de su casa; ahora cuando lleguen sus padres verán su hogar saqueado, su niña asustada y ellos con la mísera impotencia de no poder hacer nada.
Que como Adam se convierte en avestruz y esconden la cabeza para ignorar su realidad… pero por primera vez desde que lo conozco no me molestó que se aferrara a mí; cerré la cortina levanté su rostro y le abracé mientras lloraba en mi hombro.-eres más fuerte que esto…
Tuyo,
Andreas Russell.

Viernes, 30 de marzo de 1941.

Querido David:
David me temo que con lo de Adam te he dejado al margen de lo que ocurre en estos tiempos, hay voces de esperanza en el ambiente: los ingleses cada vez actúan con mas fiereza dentro de este continente y el africano, como táctica también han bombardeado barcos mercantiles cuyo destino sea Alemania; no puedo evitar sentir miedo con esto último, recuerda que mi padre es importador de encomienda, aún no hemos recibido malas noticias pero puede que llegue el momento en que esto nos afecte, por otro lado está Adam: cuando salga de aquí con su familia será en un barco de mercancía con destino a puerto inglés. ¿Ves la magnitud del riesgo?
Alemania se encuentra molesta: Hitler le ha echado la culpa a sus ministros, comandantes y diputados; como compensación estos bombardearon sobre Londres, lo más aterrorizante viene cuando la RAF (real fuerza Aérea inglesa) bombardea sin pudor Hamburgo, Bremen y la misma Berlín. Una cachetada a Hitler. Me temo ninguno se detiene a pensar en las vidas inocentes que se están perdiendo.
Te he hablado de la actitud lamentable de los italianos son copia barata, y mala copia por cierto, bueno, han demostrado que sin Alemania no pueden mantener sus triunfos: los ingleses ganan victoria sobre Italia en Grecia. No hay que ser ideólogo para imaginar que pasara en próximos días se quejara con su padre…
Y para terminar de contarte Estado Unidos ha firmado la ley de préstamo y arriendo a países aliados como China, Reino Unido, la URSS y Francia. No hay ayuda sin segunda intención.
Entrando a temas personales, Adam está distante, yo diría molesto conmigo, te preguntarás cuándo paso, no lo sé con certeza; te contaré lo que ha sucedido.
Hace cuatro días caminábamos hacia el colegio, totalmente divertido con miradas que se nos cruzaban y uno que otro roce de manos, me gusta verlo sonreír totalmente ruborizado intentando guardar la calma, al llegar al colegio estaba un poco más lleno, al parecer, el miedo ha cesado con las buenas noticias del exterior, al tener el salón lleno el profesor Kugler nos pidió el favor que nos sentáramos atrás que a fin de cuentas somos de los más altos.
Nos sentamos en los puestos de atrás apoyados en la pared, hoy la juventud no judía estaba tranquila por decir menos insultante lo que nos permitió sentir tranquilidad, hasta al profesor se le veía mejor, adoro matemáticas me parece interesante y realmente importante, mas Adam la ve aburridora y agotadora se pierde en un segundo a pesar que… debo reconocerlo, aprende rápido.
De vez en cuando el profesor proseguía y me dejaba explicarle, tomé su cuaderno y su estilográfica, paso a paso mostrándole como se resolvía cada ejercicio, en una de esos tomó mi mano por mucho tiempo obligándome a detener mi labor y mirarlo a los ojos, se había apenado y giró su rostro con una sonrisa.
-no expliques tan rápido, me objetó.
-pensé que te gustaba rápido, le deje pícaro apretando mi labio con los dientes dirigiendo mi mirada a su polla.
Cuando terminé de explicarle, bajé mi mano a su pantalón sin dejar de mirar su cuaderno y se la apreté suavemente, acariciando el contorno  de su paquete pero hasta yo sabía que no era apropiado. Me detuve y aguanté las ganas hasta la salida.
-vamos a la biblioteca, le propuse.
El afirmó, tomamos nuestras cosas y salíamos del lugar cuando el maestro lo llamó, quizás hablaría de su rendimiento, preferí decir que lo esperaba a fuera evitando comenzaran a compararnos; tome su mochila junto con la mía y salí.
-en el patio, le reiteré antes de cerrar la puerta.
Lo esperaba en ese lugar cuando una mano me tocó el hombro, gire evocando una sonrisa pero agaché la mirada cuando en frente de mí estaba la muchacha esa con la que me lié aquella tarde, había acomodado su cabello, se notaba mas rizado y cuando la saludé lo tiró hacía tras con una mano, sus ojos miel brillaban intensamente y el sol hacia brillar su tono dorado. Sus labios se mostraban húmedos y los removía con ansiedad.
Se acercó a mi rostro con su botón semi desapuntado, miré sus piernas y pasé un poco de saliva, me sigue pareciendo hermoso el cuerpo de una mujer aun así no me sentía atraído a algo importante con ellas.
-¿Cómo estás?
-bien, en lo posible ¿y tú?
-excelente ahora que te veo, estos días con la guerra y eso me he sentido mal, y he pensado seriamente en la muerte.
-pensaste, dije retirándola un poco –en la muerte.
-si el tiempo en vida es valioso; por eso que te parece si vamos atrás y… antes que terminara la frase se acercó para besarme, pero coloqué mi mano en sus hombros y la retiré en un acto de repelencia.
Adam podía salir en cualquier momento  y no era apropiado que me mirara con ella, y vamos, es una mujer tras del hecho estúpida, no permitiré que me cause problemas, caminé y ella me siguió atrás cuando llegamos a la biblioteca deje las maletas en el suelo le tomé de las manos, la miré fijo pasando un poco de saliva.
-dijiste que lo olvidaríamos, no quiero lastimarte.
-lo sé pero… se soltó de mis manos y antes que la mirara me besaba el cuello no había podido reaccionar  hasta que me tomó de la cintura y pensé en el.
(Cae un libro)
El sonido nos separo en instantes, pero luego lo dejamos pasar y ella pretendió volver a lo mismo.
-mira… deje evitando zafarla –espera… ¡que pares! Ella se mostró descontrolada casi molesta, respiré profundo y le dije –lamento decírtelo pero no quiero nada, NADA contigo, no te me acerques, no me hables, no me mires, no me busques; eres una gran mujer mereces algo mejor.
Ella se separó de mí y con lágrimas en los ojos –entiendo… fue lo que pronunciaron sus labios al alejarse.
Cuando salí, Adam estaba en el patio, le entregué la mochila, pero no me sonrió, incluso evitó mirarme, le dejé hacer, miré que tenía algo en la mano que empaco con rapidez, le miré intrigado me respondió que eran unas cosas que le dio el profesor, me pareció sin importancia.
Le sonreí pícaro, guiñándole el ojo acaricié su espalda –vamos.
-déjame quieres… y con eso salió corriendo dejándome con la mano levantada y la boca abierta.
David, no he llegado a comprender el corazón humano le tratas de la mejor manera para no lastimarle y sales lastimado; las relaciones son una dependencia por eso terminan mal.
Aun sabiéndolo, entonces, ¿por qué me duele…?
Tuyo,
Andreas Russell.

Sábado, 19 de abril de 1941.

Querido David:
Adam guardaba silencio en una esquina de mi habitación, se entretenía con cualquier cosa o simulaba hacerlo, llevaba días así; podría decirse que me evitaba pero algo dentro de él era más fuerte y le exigía verme, pero cuando lo hacía simplemente era un idiota que me miraba y si le miraba cambiaba el matiz de su rostro y todo en él parecía ser sombrío y triste. Me he esforzado es la única persona que conoce algo más de mi que un chico malo pero es tan angustiante verlo así.
Yo controlaba mi respiración es mi única arma para no estallar en cualquier momento, me acerqué a él y le tomé de la cintura, le sonreí cuando me miró pero él me correspondió de una forma falsa y dirigió su mirada a otro lugar; necesitaba saber si aun me quería o si ya el cariño se había vuelto una dependencia. Le apreté aun más a mí, acaricié su abdomen sobre la ropa y me recosté en su hombro, propinándole unos cuantos besos.
Subí a su cuello, chupe el lóbulo de su oreja sin dejar de apretarlo contra mi cuerpo, sentía como sus piernas se debilitaban, fuego inmediato, lo sostenía con mis manos se apoyó en mi escritorio le seguí besando pasaba por su nuca y terminaba besando su cachete; le giré a mí y le miré fijamente a los ojos, me sostuvo la mirada un instante colocó sus manos en mi camisa y comenzó a desabotonarme. Se agachó para chuparme las tetillas al tiempo que acariciaba mi espalda.
Me empujaba al borde de mi cama, me invitó a recostarme, su boca invadía la mía con ansiedad y desespero, con su mano acariciaba mi paquete que se ponía duro con un solo roce de su mano, me apretaba fuertemente los huevos para luego repasar el contorno de mi paquete; desapuntó mi pantalón y me bajó el cierre, buscó mi pene entre mi ropa interior y en cuanto lo encontró le pajeó despacio, adquiriendo cada vez mayor velocidad, no podía objetar nada mientras su boca ocupara toda mi atención.
Apretó con su pulgar mi glande comenzó a hacerle un masaje en círculos que me tenía a mil, su boca besó mi cuello, mi pecho y se detuvo en mi abdomen para encaminarse más despacio, lamiendo cada centímetro de piel, rozando mi delgada línea de vellos en sus labios,  tomó mi pene del tronco y lo agachó en dirección a mi vientre para que encontrase, su boca me apretaron sus labios y su lengua se movía por el contorno de mi glande; sentía un calor impresionante que de su boca invadía mi cuerpo debí quitarme la camisa para tumbarme en la cama.
Debíamos hacer el menor ruido posible, mi mamá junto con la señora Brander tomaban onces en la sala; mi cintura se contrajo, él colocó su mano entre mis piernas y con su dedo acariciaba mis huevos; humedecía mis labios cada tanto, lo veía a él con los ojos cerrados con sus labios húmedos en sus comisuras llevándosela hasta la garganta y chupándola en cuanto alcanzaba la punta.
Acariciaba su espalda por sobre su camisa, me senté deteniendo su estupenda labor, le invité a subir en su totalidad a la cama lo recosté y cambié de posición, él con mi paquete sobre su boca y yo desabrochando su pantalón, desapunté el botón, le bajé el cierre, acaricié su paquete durante un tiempo hasta que se pusiera totalmente dura, tenía puesto mis bóxer lo que me causó algo de cariño, metí la mano y saqué su pene duro, grueso y babeante; me la tragué de golpe manteniéndola un rato en mi boca mientras me acostumbraba, él comenzó a mover su cintura es lo más cercano a la experiencia de embestir que él ha tenido a mi lado, apoyé mis manos a costados de su cuerpo y le dejé hacer. Me la metía toda de golpe, podía decir que me dolía un poco la saliva sonaba en el cuarto mientras él por su parte me la chupaba de lado a lado.
Sentía mucha presión en mi abdomen y terminé corriéndome en su boca, el continuó con mayor velocidad, sentía que me quemaba me gustaba gemí su nombre apretando mis cobijas, se detuvo exhalando aire, sus manos tomaron mi cintura y me giraron sin previo aviso.
Me sonrió y volvió a agachar la mirada, intente tomársela nuevamente y contrajo su cintura repeliendo mi acto, me senté en seguida.
-¡me podes decir qué mierda te pasa!
-¡ya! estás bien, eso es lo que importa finalmente. Me contestó de golpe con algo de ira.
-he intentado quererte de la mejor manera ¿Qué te molesta?
-nada.
-qué es nada, deja de ser imbécil anda dime que te molesta.
Me levantaba apuntándome la camisa, abrochando mi pantalón y colocándome los tirantes; me acerque a él que se había sentado apreté mis manos en sus piernas y le miré, le besé, el agachó la mirada le volví a besar.
-¿sabes qué? ve a que te jodan, espeté molesto saliendo girando para tumbar con la mano algunas cosas de la mesa y con un portazo salí de mi habitación.
Bajé sin mirar a nadie, caminé por las calles más cercanas, por las que aun tenía permitido transitar, no podía sentarme en los bancos de el parque ni en la misma calle entonces algo molesto exhalé aire y me quedé en frente de la visión de le naturaleza.
-¿Qué haces acá? Indicó una voz femenina colocando su mano sobre mi hombro.
Giré mi mirada cuando se posó a mi lado. – ¡otra vez tú! Le dije dejando notar mi tono de molestia.
Me miró con normalidad como si no fuese notado mi molestia. –En plan de amiga, no como la chica que “te gusta” por momentos.
-lo lamento, le dije con la mirada erguida hacia las personas en el parque.
-no es culpa de nadie buscar una salida. Me dijo apretando un poco mi hombro. –Solo- guardo silencio. –solo que no siempre es la mejor.
-no debí…
-usarme, completó ella.
Miró en dirección a unos niños que jugaban alrededor de un árbol –cuando los ingleses daban tan buenas noticias, me dije que quizás había esperanza, que quizás viviría; pero por cada paso que dan hay más y más destrucción entonces me pregunto qué sentido tiene vivir en medio de la ceniza.
-los valientes reconstruyen, siempre será de esta manera le miré a sus ojos copados por capas de lágrimas.
Le ofrecí mis brazos, ella se abalanzó a ellos apoyando su cabeza en mi hombro, apretándose a mí, suspiré hondamente retirándola de mi cuerpo, para recobrar mi estado.
-cuando estaba a tu lado me sentía segura, porque eres muy fuerte pensé que… todo sería distinto.
-no me gustas en ningún sentido, le dije resignado.
-entonces ¿Por qué me buscaste?
-no lo sé, solo te vi ahí y quise intentarlo.
-no te resultó, dijo sonriéndome con algo de dolor en su mirada.
-Caroline. Me llamo Caroline Lenz.
Las mujeres como ella por más amor que sientan en su corazón por más que intenten comprender el mundo que les rodean no pueden zafarse de la cadena costumbrista que les da sentirse seguras junto a alguien. Me gire en torno a ella la contemple un instante se me hizo tierno, era hermosa.
-vamos a comer algo en la cafetería.
Ella siguió mis pasos a mi lado con las manos atas, su cabello era movido con el viento y sus mejillas se condenaban a un rojo intenso por el mismo.
-¿qué quieres comer? Le pregunte intentando cambiar el ambiente.
-no se ummm ¿qué quieres tu?
-jajaja no puedes comer lo mismo que yo, no sería justo. Le dije divertido.
-mermelada de fresa con tostada.
-jajaja lo comerás con café… no quisiera ser tu esta noche jajaja.
Caminamos varias cuadras le hacía gracia todo lo que decía y hasta cierto punto, David, ella se me hizo divertida más alejada de la estupidez femenina se me hizo una chica alegre que no se mortifica por si moriría mañana simplemente alegre; al llegar le abrí la puerta y ale su silla me senté a su lado mirando en dirección a la ventana.
El atractivo joven nos trajo lo que pedimos.
Ella comía sus tajadas con mermelada y café que me daban una sensación extraña en el estomago, le mire y parecía gustarle.
-en dos días me iré de Hoorn, dijo dejando de un lado la taza de café.
Se tenía un aire nostálgico continúe comiendo mi barra de chocolate mostrando interés por lo que diría – ¿A dónde iras?
-a Estados Unidos con mi familia materna, lo dejaremos todo aquí.
Solté el chocolate y le tome las manos sin dejar de mirar sus oscuros ojos cafés –un día regresaras y todo será mejor que antes.
 Retome mi chocolate y mire por la ventana marcada por la estrella de David, lo mejor que puede hacer es irse la guerra no es para ella.
-puedo pedirte algo…
-sí, claro dime: le dije casi pasando con fuerza algo que le hizo reír.
-me escribirías.
-no puedo hacer eso, dije mirándole fijo, -lo lamento pero no me nacería escribirte una carta, sería hipócrita contigo.
-entiendo… dijo agachando la cabeza. –entonces puedes concederme una sola cosa, la única cosa que me ha hecho feliz.
-si está en mis mano, claro.
-podrías besarme… apretó mis manos sin chance de soltarlas, su silla rechino al acercarla a la mía.
Pensé en Adam, agache la mirada y le susurre –no puedo, no lo considero prudente.
-no me dices que debemos dejar de pensar en los demás y centrarse en lo que es bueno para mí.
-es que no puedo.
-solo es uno, un día me iré y solo será un momento que olvidaras con el tiempo.
-…y luego.
-luego no hay nada, no es que te seguiré para que construyamos un futuro, sé que no me amas jajaja a demás no creo que sepas que se siente eso.
-es que tú no me amas, Caroline simplemente te empeñas en amarrarte a mí.
-solo uno…
Suspire hondamente le tome del rostro, -no cierres lo ojos. Le susurre mientras me acercaba a ella. Sentí el aroma de su piel y lo fría que se encontraba, me detuve un instante y le mire a los ojos cafés estaba a punto de llorar, con una mano acomode el mechón que le había caído y le bese; acaricie sus labios con los míos sin intervención alguna de lengua, ella completaba mis movimientos unas veces apretando mis labios a los suyos.
Abrí los ojos y no sé por qué Adam estaba en frente de la ventana mirándonos, con las manos apretadas, lagrimas en su rostro y algo de sudor en su frente. Me quede sin aire un momento me aleje de ella y parpadee fuerte al abrir los ojos él seguía ahí; mire a Caroline que lo miraba con tristeza.
Adam salió corriendo tapando su vista con las mangas de su camisa, me quede mirando la ventana preguntándome como había llegado a esto, el pecho me ardía, Caroline me miro extrañada pero no se qué paso por su cabeza y se decidió a levantarse.
-no vallas déjalo.
-pero Andreas se ve mal.
-lo sé, pero… tome su mano y le invite a sentarse -…pero ya el daño esta echo.
La invitación se congelo en seguida cualquier intento por revivirla era en vano, me levante pague los ocho florines y me fui del lugar, mentí mis manos a los bolcillos y aun que no llovía sentía que varias gotas caían sobre mí y me helaban la piel mientras mi corazón ardía quemándome el pecho.
Llegue a casa de la familia Lenz deje a Caroline en su puerta, le desee un buen viaje y tras cerrarse la puerta todo se quebraba ante mis ojos, camine sin rumbo de aquí para allá, contemplando el parque, el colegio, la biblioteca, el frente de su casa, solo caminaba y el sol decencia tras mis espalda.
Si alguien me fuera dicho que esto pasaría no lo fuese dejado suceder, apreté mis brazos a mi cuerpo, me veía tan diferente a mí, las personas pasaban golpeando mi hombro me pedían disculpas o en su contrario me insultaban, yo solo seguía caminando.
Nuevamente en el parque, sin poder entrar a él, mire a mi lado no había nadie, suspire amargamente; hacia mi ejercicio de respirar para no llorar apretaba los dientes junto con mis manos mire el cielo, pase saliva, empuñe mi mano y golpee el árbol con fuerza lastimando mi nudillo haciéndolo sangrar.
De camino a casa con la mirada en el suelo, desolado esquivando grietas en el pavimento, pensaba en él y me sentía muy mal, un golpe en el hombro me hizo girar y la persona que me había golpeado también iba igual de distraída a mi; gire para pedir disculpas.
-Adam…
Tuyo,
Andreas Russell.

Domingo, 20 de abril de 1941.

Querido David:
David eres mi gran amigo, acaso he pecado por ser sincero nuestra integridad vale tan poco que son los engaños los que nos hacen felices en estos tiempo donde todos actuamos para sobrevivir, se han convertido en personas que agachan la cabeza ante el miedo y se ponen agresivos cuando se sienten vulnerables;  son como los perros en la calle que atacan cuando se ven él problemas.
Cuando vi a Adam por última vez sentí ganas de abrazarlo, de besarle, de decirle que lo quería mucho que me dolía que estuviera así, pero observe sus ojos bañados en lagrimas que yo había causado, sus manos temblando como la mayoría de su cuerpo, intentando no mirarme, guardando un poco de orgullo para mostrar.
Y todo eso David lo había causado yo, le cause dolor a una de las personas que he querido y que me ha amado, entonces entendí que si realmente le quiero debía alejarme de él, porque se está convirtiendo en un ciclo enfermo donde yo le hago daño y él cambia su realidad y lo procesa como cariño necesario.
Quiero que sea fuerte, valiente un gran hombre pero dándole golpes para que aprenda no es la manera, el no es mi mascota que le pego para que entienda que está bien o está mal, siento que para el he comenzado a ser lo que el mundo ve de mi un hombre arrogante, egocéntrico, prepotente, presumido, machista, grosero, mal agradecido y la lista sigue… el me vio una vez como su chico ideal, pero no soy un ideal y no puedo mentirme ni mentirle a él. En unos meses se irá debo aguantar unos meses.
Ayer llegue a casa fingiendo ánimos, mi madre me abrazo preocupada me noto triste y comenzó a cuestionarme.
-déjame en paz madre por favor, le suplique retirando sus brazos de mi cuerpo.
Me senté junto a mi padre que escuchaba la BBC aliada me abrazo a su cuerpo, acariciando mi cuello sonriéndome orgulloso, acariciando mi pecho, palpando mi espalda cuando me acomodaba en sus piernas, fumando su cigarrillo.
-buenas noches personas sobrevivientes, sintonizan la BBC de Gran Bretaña noticias importantes hace unos días les comunicamos que Italia se había tenido que retirar de Eritrea debido a presión Británica siéntase orgullosos amigos por que Italia ha demostrado que no puede mantener la lucha contra nuestra soberanía.
Sin embargo los alemanes penetran la mayor parte de Grecia liberada por nosotros,  les deseamos buenas noticias a los valerosos soldados que luchan por lo justo.-
La BBC se despidió, sonreí por lo bajo sabia que Italia correría donde padre para que le ayudara, sin embargo me sentía mal por la cantidad de Londinenses que mueren por culpa de los bombardeos.
Mi padre no paraba de acariciarme y un soldado no llora frente a otro soldado, respiraba de manera agitada con cada caricia que me propinaba.
-déjame padre.
Me levante sus piernas y me dirigí a mi habitación cerrándola con el pestillo, me lance sobre la cama, entraba en sueño cuando mi madre toco la puerta.
-hijo Adam está llamando…
Tuyo,
Andreas Russell.

Viernes, 25 de abril de 1941.

Querido David:
No he hablado con él, ya no nos sentamos juntos, ya no nos llamamos, nos sentamos en las gradas separadas del cole, si nos miramos sentimos que algo nos quema, no puedo mentirte he sentido ganas de ir a él y decirle que todo está bien explicarle todo… pero… me detiene la imagen de verlo llorar y no puedo ser el causante de su dolor, el dolor de mi partida se le pasara pero el dolor que le causa amarme no…
Ahora llego a mi casa callo cuando debería reprochar algo, mi mama piensa que estoy enfermo, me quiere meter una porquería de pastillas de mierda que me causaran una sobredosis pero debo tomarlas porque… no se estoy cansado… no he dejado de ser el chico que conoces. Un día me veras de nuevo escribiendo amargas críticas sobre lo que pienso pero por el momento entiéndeme.
Anoche me puse a pensar a quien amaba, si amara a alguien seria a ti, me enamoraría de ti, te haría feliz al igual que tu a mí, no habrían secretos que tapar, no habrían lagrimas que derramar, ni voces que silenciar, no caminaríamos correríamos; pero no llegas y tampoco estoy dispuesto a esperarte. Si algún día esta mierda se pudre quisiera sentir que alguien me amo en vida.
Pensé en quemarte alguna vez ahora he comprendido que también quiero ser quemado cuando muera, quiero ser cenizas en el viento no quiero que me tengan en un jarrón frente a la sala, simplemente quiero que me dejen a merced del viento y me convierta en parte de la naturaleza sentir tato de la paz que solo nos limitamos a ver.
Es de noche, todos duermen mi madre ha tenido un día pesado acomodando las cosas y ordenándonos a hacer los quehaceres, dice muy ignorante que las sirvientas no hacen las cosas bien… es tan estúpida que critica cuando solo apunta con el dedo y haga… en Alemania la doncella que teníamos se iba por qué no la soportaban.
Siento sueño causado por los medicamentos como te digo, pero temo acostarme por qué sucederá…
Apoyare mi cabeza en la almohada mirare a ningún lado del techo, la oscuridad es como un papel en blanco dentro de la mente que te permite comenzar a recordar, pensar y pensar hasta que remueves la cabeza de lado a lado y cuando te vez cansado golpeas tus manos contra la cama te giras tomas la almohada y gritas de rabia; mis manos hasta que mis músculos ceden al igual que los de la boca es una noche donde todo el cuerpo me duele.
Al no verme nadie lloro mis pómulos arden mi cara arde, mis ojos se sienten pesados por que no están acostumbrados a esto no estoy acostumbrado a esto… entonces la garganta me arde y a cada paso de la saliva se exaspera.
Es demasiado esto me agota, debo cambiarlo, así que como todas las noches me pongo el albornos y salgo de mi cuarto bajo a la cocina y tomo el teléfono, lo llamare, si, lo llamare, no importa la hora puede que me conteste y puede que me escuche, hace frio pero no es la noche. Y cuando no puede ser peor cuelgo el teléfono, he perdido en mi propia pelea.
He visto los días sin él y son jodidos, lo he visto a él y esta jodido; compartimos algo uno jodío al otro cuando la pelea termino; entonces me repito que se ira y no eso no me reconforta; subo a la habitación, me reincorporo nuevamente a la cama. Lo nombro.
Dame un último beso.
Dame un último beso que el anterior no fue verdad, dame un último beso que el primero ha perdido el sabor, dame un último beso  mientras nuestro alrededor se quema, dame un último beso sin mirar como todo se destruye… Dame un último beso.
(Mientras duermo)
La puerta se cierra y con ella, los pasos buscan ser apaciguados en la madera, quizás crea que no lo escucho pero el está ahí, pero no quiero abrir los ojos, hoy me sentí mas acalorado que de costumbre pues el ardor en el interior no cesa; los medicamentos dopan mi mente la han convertido en idiota.
Siento su presencia a un lado de mi cama, ha atenazado las sabanas entre sus dedos y ha tirado de ellas dejándome en ropa interior ante sus ojos, mi respiración es más profunda dejo de sentir que está cerca los resoplos en el suelo me dicen que se quita la ropa; será posible. Se ha sentado a un lado de la cama su calor es impresionante, sus mano me acaricia sin tocar mi piel;  desde mi frente sus dedos por mis labios, bajando por mi cuello, mi pecho logrando que exhale gran cantidad de aire.
Se agacha para besarme, el calor de su boca es una llama intensa que arde con la fuerza mil demonios, al abrir los ojos veo el color café de los suyos, atrapándome con su bajo brillo y sus pupilas dilatadas; le podría preguntar a Adam que hace acá pero ya conozco la respuesta así que es mejor dejarme llevar; le tomo de la nuca y le sigo la corriente mientras su cuerpo se monta sobre el mío.
Me agarra las manos con fuerza juntándolas en una de sus manos y las apreté a la cabecera de la cama; siento su culo apretarse contra mi abdomen; su cabello negro cae de su frente, es tan guapo, me muerde fuertemente el cuello su saliva recorre mi piel continua bajando suelta mis manos me toma de los costados; siento fría su nariz en su descenso; se encuentra con mi ropa interior y se despoja de ella en un rápido movimiento; la toma con fuerza observando mi glande rojizo apuntado a su boca.
Le da su primera lamida y le escupe; su mano me pajea con lentitud mientras su dedo pulgar se aprieta causándome placer; se acomoda mejor para lamerla unas cuantas beses sin dejar de pajear y jadear cuando la tiene fuera de su boca; le tomo de la cabellera le invito a bajar un poco mas siento como el tronco se aprieta con sus labios mientras mojo de preseminal su lengua, un poco mas siento que ingreso a su garganta se inclina un poco una arcada suena mientras cedo poder; me mira enrojecido; le sonrió, vamos, nuevamente tu puedes, chupa del glande ejerzo un poco de presión ahora se entretiene con el tronco sin dejar de pajearme.
Sube nuevamente en busca de aire una tira fría de saliva une su boca con mi glande; hecho la cabeza hacia atrás tiene sus labios mojados, sus manos permanecen muy frías como su cuerpo; suelta mi pene no puedo evitar mirar sorprendido, lo tomo yo mismo de la base él se acerca sin dejar de mirarme; lleva su mano a su pene y se pajea a gusto toma algo de aire mojando sus labios, le golpeo sutilmente la boca; no puede evitar ruborizarse pero accede a chuparlo.
Me arrodillo sobre el duro colchón, lo tomo de las mejillas y lo levanto hasta encontrar sus ojos aun no puede sostenerme la mirada así que dejo caer mi frente sobre la suya y jadeamos juntos debido a la cercanía; le invito a acostarse apretando sus manos a los adornos de mi cama; me acomodo mejor y sin pensarlo le tomo su miembro que surca gruesas venas mojado de preseminal, le doy la primera lamida para besar su capullo una y otra vez, chupando la mayor área posible.
Respiro profundamente y lo tomo de las caderas, diciendo centímetro a centímetro de su tronco; David, la sensación la puedo catalogar como extraña son ganas de querer vomitar aun así la quieres toda a dentro; Luego de unos intentos logro que mi nariz toque su vientre la mantengo en mi boca unos momentos chupando de la mejor manera que puedo; su glande palpitaba en mi garganta y las gruesas venas del tronco acaloraban mi boca. Es necesario sacarla pero irresistible volverla a meter.
Luego de un tiempo así me levante de la cama, le tome de la mano y le levante le bese luego de contemplar sus ojos, le pedí que se sentara él se acomodo me arrodille levantando sus piernas dejándolas descansar en mis hombros, tome una de las almohadas y la ubique en su cintura; chupe su apretado culito una y otra vez simulando una penetración con mi lengua, sus pliegues se dilataban a mi tacto, me gustaba saber que lo hacía bien, el tomo su mano y comenzó a pajearse la cama rebotaba sutilmente y con mi lengua en su interior las contracciones nos tenían a mil.
Me levante y le inserte el glande con delicadeza; el apretaba las manos a la sabana, sus ojos subían blancos mientras ejercía fuerza en su boca; no quería que le doliera, fui poco a poco cuando la tuve a dentro la deje estar; acaricie su pecho apreté su tetilla entre mis dedos cuando nos miramos decidí proseguir, penetrándole despacio moviendo un poco la cintura, el calor es impresionante sentía la presión en mi abdomen aun consiente que aun no me correría.
Ejercía más fuerza, nuestros cuerpos chocaban él se pajeaba a gusto mientras con una mano simulaba alejarme, yo le tomaba de las piernas y continuaba en mi labor; la cama ladeaba indecisa de que quizás se caería.
-Adam aaahg si
-maldita seas, le gemía cada vez con más fuerza.
Me agachaba de vez en cuando para besarle, invadiendo su boca seca con mi saliva, y al levantarme apretaba mis manos a su muslo atrayéndolo a mí; lo tumbaría de esa puta cama y lo fallaría en el piso; le deje respirar un momento; saque mi polla y me monte sobre la cama nos arrodillamos yo a su espalda, le bese la nuca, las mejillas, su boca.
-apreté tus manos al barandal. Le sugerí tomándole de las mismas
Me aleje un poco, busque su ano con la punta de mi pene y se la metí de golpe; es fantástico como arquea su espalda; lo tome con una sola mano de su cintura y comencé a envestirle con fuerza, metiéndosela toda y así mismo sacándosela completa; siento que pierdo fuerzas traslado mi mano a su hombro, me agache para besar cada disco probar cada sabor. Juntos nos alejamos lo tuve sobre la cama y yo sobre el sin sacarle la polla besando su nuca. El apretaba mi culo con su mano. Lo desea tanto como yo.
Su culito se contrae se ha corrido entre mis sabanas; siento que la presión arde en mi abdomen decido dejarle paso y correrme a gusto.
La cantidad de placer me hace gemir, abriendo los ojos de golpe; todo se oscurece parpadeo para ubicarme en espacio, tiempo y lugar ha sido un sueño; siento que algo corre por mi piel; ¿te has corrido en sueños? Sucede…
Me tumbo sobre la cama; totalmente cansado.
Golpean la puerta  -¿puedo pasar?
Mierda mi mama que desea, se me olvida tengo clases; pero para que pide permiso si va hacer lo que quiera.
Al seguir me mira extrañada; -hijo estas sudando, lo sabía estás enfermo; hablaste toda la noche.
-¿me estuviste escuchando?
-no solo se oían palabras diversas desde tu habitación.
Se sentó abruptamente a la cama.
-¿no hueles algo?
Tuyo,
Andreas Russell.

Martes, 27 de mayo de 1941.

Amado David:
No he encontrado fuerzas para escribirte nuevamente, ya ha pasado un mes ¿verdad?; no me olvidado de ti pero tampoco llenare las hojas de mi diario con estupideces del día cotidiano, tampoco con lamentos cobardes, yo no lucho para que me vean como el más miserable de los hombres, me parece deplorable las personas que hablan de lo duro que es su vida buscando mendigar cariño. Son los primeros en morderte la mano.
Si eres consciente de la fecha sabes que falta poco para que Adam se vaya a Gran Bretaña; el señor Brander ha venido a mi casa, le habla a mi padre que ha vendido casi todos sus bienes que en cualquier momento se irán de aquí, mi padre les ha prometido una fecha que no ha consultado conmigo.  Sé que se irá lo que yo no sé es que debo hacer ahora.
No sé como sentirme, no lo amo estoy seguro, pero una presión grande invade mi pecho al saber que le di una felicidad que le rompí en la cara como si lo que vivimos fuera algo que no debe apreciarse como bello; entonces te preguntaras si a lo largo de todo este tiempo no fui a buscarlo, si la respuesta es que si lo hice pero no te hablare de eso hoy; quiero hablarte de lo que ha sucedido y como nos encontramos en estos momentos.
Según la BBC gracia es nuevamente de Alemania; Bombardeos de aquí allá ataca Gran Bretaña y reitera Alemania; nosotros los judíos cada día tenemos menos accesos a los lugares que solíamos frecuentar, se habla de una estrella que nos marcara; unos dicen que es azul otros que es amarilla; no me importa el color lo que sé es que nos marcara. No me arrepiento que mi sangre sea judía, estoy dispuesto a ir a la guerra si es necesario por defender algo tan preciado como lo es la libertad.
Se firman falsas amistades como la más notoria entre Japón y la unión soviética quiero saber quien destruye primero a la otra; y finge demencia del tratado; cada vez son más los países que entran en guerra me temo esto apenas comienza.
Las tropas alemanas imponen su paso en nuestras calles amanecemos con la noticia de que alguien que conocíamos se ha suicidado, las cosas no van bien, piénsalo, el que es valiente piensa en salvar su cuerpo y el que es un puto cobarde y no encuentra en quien recostarse se suicida.
Mi mama nos refugia en la sinagoga; es tan estresante todos creen que si esperamos sentados un día un dios nos salvara; lloran en una injusticia, rezan en una tragedia contada en la radio,   si pensáis tanto que alguien nos va a salvar porque pedís perdón para llegar a un paraíso por si llegamos a morir.se han vuelto conformistas mendigos de rateros de felicidad.
No aguanto la estupidez de las mujeres, ni la indiferencia de algunos hombres, el lamento y regaño de los viejos y las puercas pataletas de los pequeños; todos son tan inútiles en esta vida.
Tuyo,
Andreas Russell.

Miércoles, 28 de Mayo de 1941

Querido David:
Recuerdas que te dije que había ido a visitar a Adam a su casa, bien, ese día no me atreví a hablarle y cuando su madre subió las escaleras yo salí por la puerta; Hoy fue diferente por te escribo desde su habitación son las cinco pasadas cincuenta minutos; falta poco para tener que irme pero me han aconsejado no irme de aquí y mi familia pide a la suya que me deje quedarme; así es dormiré con él.
Te explicare; luego de clases donde lo vi totalmente distanciado han pasado algunos meses de nuestra ruptura pero su mirada es la de aquel mismo instante; no tenemos amigos los pocos que teníamos se han ido; a mí me rodean unas cuantas chicas pero cuando hablan fijo mi vista en otro lugar en donde está el con la espalda apoyada en la pared y los pies acurrucados a su pecho; su cabeza descansando en sus rodillas y sus manos tapando cualquier señal de él; es como ver una armadura le aprecias pero no te atreves a tocarle; en clase se limita a existir y cuando salimos camina solo.
Hoy decidí seguirle no sé por qué, simplemente lo vi, y quise seguirlo a su casa; cuando llego a su casa y cruzo la puerta era momento para haberme ido sin embargo me quede en el otro espacio de la calle mirando; pasaron unas horas así cuando la puerta se abrió mis pies se encontraban estáticos, cuando vi salir a su madre todo se tranquilizo, me invito a seguir, me mostré realmente dudoso pero que tenia mejor que hacer.
Cuando me senté en el cómodo sofá me dedique a escuchar la música del gramófono, realmente todo estaba vacío a la sala le acompañaban la mesa y cuatro asientos; el sofá es un rincón aparte con la radio y el gramófono, detalle que la señora Brander usaba la misma ropa que hace un mes quizás, también han vendido sus prendas;  me atendió muy amable comí mermelada con algo de pan y un jugo de fresa.
Carraspee un poco la garganta; cuando sentí que entrabamos a un incomodo silencio.
-¿quieres que te llame a Adam?
-eh, este, realmente no, yo ya me iba.
-por favor, le hará muy bien si subes.
Me miro con esos ojos suplicantes, con aquel brillo protector de mama que no encuentro en la mía, su tierna mano me tomo de la espalda y me empujo a las escaleras; ya en frete de ellas gire la cabeza y le mire tenía sus manos unidas sobre el delantal y me miraba amorosa; le volví a sonreír mas por decencia que por cualquier otra cosa y subí despacio; como si un peso aumentara sobre mis hombros a su cercanía.
Seguí hasta encontrar su puerta; quería tocar para avisar que estaba pero no me salían ni las palabras ni en su defecto las fuerzas; acaricie el picaporte con la mano, se me pasaron tantas imágenes por la cabeza y solo obedecía a sus helados ojos claros; cubiertos por el tempano de hielo que se fortalece con el paso de mi ausencia.
Gire en silencio el picaporte; y lo vi acostado en su cama con sus brazos apretados en su almohada y la cara ahogada en el colchón; vestía la misma ropa que la del colegio, respiraba tranquilamente como si nada sucediera en este lugar; me acerque a paso lento, al no haber espacio donde sentarme me arrodille en frente de su cama; acaricie su cabellera se movió un poco con incomodidad.
Giro su entorno en tono a la mano que le acariciaba y dejando la almohada de lado abrió los ojos; sus hermosos ojos…
Se dilataron un poco al verme luego de apreciarme bajaron su mirada. – ¿qué haces aquí?
-te extraño; le conteste de golpe con la voz quebrada, sintiendo una gran cantidad de agua inundando mis ojos.
-¿Por qué te fuiste?
-no podemos estar juntos, como sea que todo termine esto nos dañara. Le dije acariciando su mejilla acalorada enmarcada por la sabana.
-no tenias que hacerlo de esa manera.
-ella no significa nada, en lo absoluto me enamoraría de ella.
-entonces… porque…
-porque ella lo necesitaba, yo… yo quiero disculparme.
El se corrió un poco sin cambiar su posición, me acosté a su lado sin dejar de mirarle a los ojos.
-de verdad te extrañe.
-está bien… sabes que…
-que te vas, si lo he oído… que piensas de eso.
-que quizás la guerra me haga el hombre que deseas.
-es probable que no nos volvamos a ver… le dije sincero.
-no importa yo quiero intentarlo.
Nos levantamos cada uno de un costado de la cama; bajamos por las escaleras su madre mostraba una amplia sonrisa al ver a su hijo junto a mi; es como si me dijera gracias sin mover los labios; pero en ese momento todo cambio; un pito, no, una alarma ruidosa invadió la sala provenía del mismo cielo. Las cosas temblaron, me apreté fuerte a el brazo de Adam mientras este apoyaba su cabeza en mi hombro; miraba totalmente desconcertado el techo mientras su madre llevaba sus dos manos a la boca.
-¿Qué sucede? Pregunte al ver que polvo nos caía encima.
La calle se cubrió de blanco, papeles caían del cielo; golpee sutilmente a Adam en el hombro y juntos salimos de la casa mientras su madre permanecía en el interior superando el estruendo.
Todo tipo de persona se lanzaba a la calle a tomar uno de los comunicados; eleve mi mano al cielo y tome una en el aire el rostro de Adam se pego al mío mientras leíamos.
¡Ciudadanos de Hoorn, rendíos Ya, O acabareis como vuestros compatriotas!
Tuyo,
Andreas Russell.

Domingo, 27 de Julio de 1941.

Querido David:
-te amo…
Apretaba su mano con fuerza, desde la ventana se percibía el humo con los restos de concreto que dejaban las casas con el constante bombardeo que la RAF y la fuerza Alemana realizaban sobre Hoorn; me miro preocupado con su rostro manchado de negro, tome algo de saliva mientras unía sus manos junto con las mías y le decía que estaríamos bien; contemple su ropa desgarrada como también el mal estado en que se encontraba la mía. Entonces el suelo tembló nuevamente haciéndonos perder el equilibrio la ventana se quebró y con ella una llamarada entro por un instante la calle estaba cercada por un mundo de destrucción que terminaría en ceniza. Pies no me fallen ahora Llévenme a la línea de meta mi corazón se rompe a cada paso que doy Pero estoy esperando Que me digan que eres mío
Lo volví a tomar de la mano, juntos de pie observamos la llamas arder alimentadas por el desasosiego, la desesperación, la nostalgia y el olor perturbador a muerte; cada maldito segundo con la muerte encadenada a nuestros pies, vivimos en un mar de agua salada que nos ahoga mientras nos da la sensación de alivio, lo bese intensamente al abrir los ojos vi los de él y sonreímos para retomar el camino.
Sus botas taladraban la calle no descansarían hasta matarnos a todos, -El Führer- sus voces repetían incesantes entre la agitación que les causaba allanar las viviendas mientras el cielo amenazaba con hacer polvo su existencia; Subimos las escaleras sosteniéndonos de las paredes mientras los cuadros rodaban por el suelo. Cuando llegamos al ático todo estaba por el suelo.
Mire por un orificio de la madera mientras en silencio dejábamos que la tropa pasara.
-estamos bien Adam. Le dije evocando una sonrisa.
-no podremos salir, estamos encerrados, presos esperando la muerte. Se tomo del cabello mientras caminaba en diferentes direcciones lo tome de su espalada y le mire fijo.
-estaremos bien, estoy a tu lado. Le propine un beso más largo que recorría sus labios al tiempo que me dejaba invadirlo con mi lengua.
El cielo se torno oscuro entonces el estruendo volvió a estremecer nuestros cuerpos, -quiero ser tuyo aquí… en este momento Adam.
¿Esto es por error o decisión? Me siento tan solo en las noches Puedes hacerlo sentir como en casa, Si te digo que eres mío…Es como te dije cariño
Entonces sus ojos formaron capaz gruesas de agua, coloque mi mano sobre su mejilla con el pulgar acaricie su pómulo. No era la muerte, no es la aberración al miedo, no es la pena de dos corazones, es amor, es amor… volví a besarlo y también lloraba sentía el camino de las lagrimas cortar con sus dedos.
Baje mi mano por su cuello, acariciando el algodón de su camisa, con mis dedos entre su tirante la deje caer lo mismo con el otro tirante y lo mire; volví a besarlo su saliva recorrió mi mejilla hasta bajar a mi cuello su mano tomo mi cintura perdí las fuerzas de mis pies; no había notado la suavidad de su aroma, el calor de su piel, el dulce de su sudor.
Lleve mi mano hasta su camisa para acariciar su pecho que se agitaba constantemente con el sonido de afuera –no te dejare solo si tu vas yo voy contigo. Le dije entre besos y caricias.
Lo tome de las mejillas cuando sentí la punta de su nariz rozar la mía ambos llevamos nuestras manos a la camisa del otro para desabrochar botón tras botón; el ático temblaba, su pecho tenía el color de las llamas una gota de sudor rodaba por su ahí era una visión en estado de éxtasis.
-te amo, dijeron sus labios.
Tome su mano y la arrastre hacia su pecho junto con la mía -¿me amas?
Arrastre su camisa hasta que cayó al suelo, Adam me despojo de mi camisa, seguí con mi mirada su mano descubriendo mi piel; tome su pantalón y tire de él para que cayera, acaricie su paquete una y otra vez sentía como se ponía duro en mi mano, cada palpitación en momento cuando lo apretaba.
Su mano me quito la gorra que tanto amaba, no había anhelado tanto su pene como en estos momentos donde el calor abarca el lugar, mi mano toco su verga desnuda con el pene duro grueso babeante; sobe sus huevos. Adam gemía en mi cuello sus dientes se aferraban a mi piel y sus manos por primera vez acariciaban mi culo con tranquilidad.
Mi boca bajo por su cuello, sus hombros, pectorales y abdomen, llegue a su pene lo sostuve entre mis labios y me lo lleve despacio a la boca, lo chupaba con velocidad me gustaba el sabor de su preseminal tenerlo palpitando en mi boca cuando lo apretó al paladar, con el glande en mis labios deje que mi mano le pajeara robaba el néctar que me pertenecía de él; estaba rojo sudaba me acariciaba la mejilla y me miraba con amor.
Tenía la polla dura, y su mano me continuaba estremeciendo la piel, me deje caer de espaldas al suelo, tome sus manos que se acercaban lo lleve por encima de mi cabeza, nos besamos.
No me entristezcas, no me hagas llorar; A… A veces el amor no es suficiente cuando el camino se torna duro, No sé por qué, solo… Sígueme haciendo reír, Vamos, lleguemos alto. El camino es largo y si continuamos Trata de tener diversión mientras tanto Le mire fijamente –quiero ser tuyo Adam. –déjame ser tuyo; le continúe.
Su cabello cubierto por gotas de sudor que resplandecían con el movimiento del fuego, su boca paso por mi pecho bajando por mi abdomen mi cintura se contrajo de placer, el tomo mi pene entre el bóxer y lo saco lo pajeaba en lo que llegaba.
Su boca lamio mi glande, chupo mi pene un rato sus labios descendieron a mis huevos, levante un poco las piernas Adam las tomo con sus manos y las llevo hasta que mis rodillas tocaron mi pecho; sentía el ano palpitante sudando como el resto de mi cuerpo, entonces otra bomba estallo. Lo tome de la mano y se la descendí para que me tocara.
Acaricio mi pierna y la beso hasta que su boca se apodero de mi ano, lamia cada uno de sus pliegues mientras depositaba algo de saliva con su lengua; así se mantuvo unos minutos; apoyo su glande en mi ano ejerció presión mientras entraba jamás imagine que me doliera tanto apretaba los dientes con fuerza, Adam me miraba preocupado le sonreí ameno y como pude apreté su cadera a mi cuerpo; su glande ingreso a mi esfínter estaba en la gloria, su boca me busco en lo que me adaptaba.
La saco despacio para volverla a ingresar la lentitud sumada a que no quería que la sacara por completo me gustaba, su cadera chocaba ligeramente con mi cola, el pene lo tenía duro goteando gotas de preseminal sobre mi abdomen que ya soportaba el placer que Adam me generaba. Su calor volvió a invadirme coloco su mano sobre pecho como apoyo para así aumentar la velocidad.
El choque se hacía audible –Adam.
Él lanzo un aullido y con él se corrió en mi interior, se agacho para besarme lo tome del cuello su mano me pajeaba a mayor velocidad aun tenía su pene dentro gemía entre sus labios hasta que termine corriéndome, me caí al suelo y el cayo sobre mí.
Acomodo mi cabello que se pegaba a mi frente tras el sudor, lo mire fijamente como nunca antes lo mire pero su mirada se desvió a la ventana entonces la mía se nublo ante la tristeza que le percibía; los estantes cayeron entre el estruendo Adam se aferraba a mi cuerpo.
Escoge tus últimas palabras, Esta es la última vez. Porque tú y yo… nacimos para morir
Las latas de pintura cayeron al suelo pintando de rojo y azul nuestro cuerpo, repase mis dedos por su piel tomando algo de pintura entonces vi la belleza de las llamas en aquel brillo.
-levántate, levántate le grite.
Rasgue las sabanas que tendían de un hilo para colocarla sobre un mueble cercano.
Tome los baldes de pintura los destape con fuerza y algo de enojo, tome el pincel que descansaba en el suelo, nuevamente el estruendo nos hizo arrodillarnos tome sus manos -¡píntanos!
Adam estaba sumergido entre las lagrimas lo empuje a él estantes, el espejo quebrado reflejaba retazos de nuestra imagen, me coloque a su espalda desnudo como estábamos, sintiendo sus latidos, sus sollozos en mi oído.
-píntanos amor. Le dije al oído en una confesión del alma.
<<si la muerte no nos alcanza yo te pintare hasta encontrarte y poder decirte que te amo>> eso me dijo hace unos meses, jamás he amado a alguien como a él, no me importa. No me interesa nada más que él. –te amo Adam. Dije entre lágrimas
El tejado se cayó y con él, el humo comenzó a ingresar no lo suficiente para ahogarnos, -pinta, -píntanos le replique.
Me detuve mientras el trazaba la primera línea en la tela, no podía evitar sentirme quebrado, un inmenso nudo en la garganta un golpe de arena que asfixiaba, sediento en agua salada, respiraba agitado el calor nos invadía la piel brillaba rojo con naranja, entonces lo mire. Yo lo sostenía con mis manos enlazadas a su vientre y mi cabeza apoyada a su hombro. Quiero que esta pintura no muera.
Luego de un tiempo a Adam  le restaba su rostro, las botas se hicieron audibles con el silencio de ellas la puerta de la entrada cayo entonces deje de mirar atrás –pinta amor. Le decía mientras el lloraba aguantando sus sollozos.
Las botas hacían eco en las escaleras, el sonido invadió el lugar los vidrios se quebraban mientras la madera se rompía, nuestra puerta sonó entonces todo se torno en silencio, mire a Adam girar a la par con mi cuerpo los soldados se acercaron; realizaron un circulo entorno a nosotros espalda con espalda tomados de la mano.
Uno de ellos tomo la pintura con cierto asco sus manos en puño la rasgaron de punta a punta para luego tirarla al suelo, Uno tenía los ojos mas azules que había visto me tomo del hombro y me halo de él su fuerza era superior  a la mía pero no lo dejaría.
-Adam, Grite entre lagrimas sin realmente poder oír mi voz
Su cabello tapo su frente y mire sus ojos mientras sonreía en lo que una lagrima se desarmaba en el suelo, lo lanzaron a una pared cercana tres de ellos le apuntaron con sus armas me levante con la fuerza que me quedaba pero un codazo me lanzo al suelo, luego el sonido volvió al lugar tres disparos detrás de un apretamiento de gatillo. Me levante y cuatro armas apuntaron a mí.
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Te amaré hasta el fin de los tiempos Esperaría por ti, Promete que recordarás que eres mío ¿Puedes ver a través de las lágrimas? Te amo más…-¡Ahh Adam, mierda Adam! Dije agitado arrugando las sabanas que arropaban mi cuerpo, tenía el cuerpo mojado a sudor como el cabello tapando mi vista, baje la mirada sentía la boca seca las lágrimas desprendiéndose de una realidad no entendida.
-ha sido una pesadilla hijo, dijo mi madre acercándose a mi cuerpo, con la pijama de seda fina arropándome entre sus brazos.
Miraba a la nada solo estaba ahí, mudo sin palabras –así terminaría tanto amor, esta es la tragedia a la que me debo atar mientras me entrego al amor, qué sentido tiene ser feliz si existe la posibilidad que te la arrebaten de la manera más cruel- no quiero. -¡No!
-Andreas mírame, mírame; cálmate debes calmarte. Decía mi madre sosteniéndome entre sus manos.
Hannah ingreso al cuarto con agua y algunas pastillas, se las dio mi madre entre la inseguridad, ella me miraba con miedo yo no sabía si la estaba mirando o que veía en mi.
-tómalas te sentaran bien. Gire mi mirada para encontrar las manos de mi madre en una tenía el agua servida, en la otra tres pastillas blancas. –debes calmarte.
Golpee con toda fuerza el vaso que ella tenía quebrándolo en pedazos en frente de los pies de mi hermana, me levante de la cama totalmente alterado, todos eran enemigos, todos se oponían a esto, todo se reducía a la nada.
-¡déjame en paz de una buena vez!
-pero hijo…
-nada tu… tu eres la peor cosa con la que me pude topar en esta cochina vida, me tome del cabello mientras lloraba de desespero, -eres conformista, mantenida, débil un puto y simple fracaso no inspiras más que la lastima de mi padre. TU… dije señalándola con el dedo –eres la puta miseria en dos piernas. – ¡anda dime! ¿Qué se siente fracasar? Le grite a mi madre que pretendía defenderse.
-no quiero ser como tú, no quiero ser parte de ti; jamás había sido tan sincero como lo fui en ese momento de ira.
-¡cállate! Grito una voz distinta a mi madre, esta tenia poder control sobre mí, me hacía temblar y su tono me dejo sin voz.
Mi padre ingreso a la habitación, con la pipa de medio lado y u mirada de hielo fija en la mía, se coloco en frente de mí, me golpeo fuertemente su mano quemo mi rostro me lanzo al suelo, desde ahí lo mire a lo alto.
-levántate, me ordeno.
En pie me volvió a golpear con más fuerza, me sostuve de la cama para no caer, la presión me hizo vomitar entre lo borroso de las lagrimas  mi madre salió junto con él. La persona que más admiraba se había decepcionado de mi todo por una… por algo que no valía la pena.
-¿Por qué me ayudas? Le dije a Hannah mientras me levantaba.
-eres como ellos, solo te preocupas por ti, te aferras a un momento, no eres más que…
Otro golpe se dirigió a mí, la tome de ambas manos pero me golpeo el abdomen con la rodilla; me lanzo a la cama se acerco a mí y sin dejarme hablar comenzó.
-deja la estupidez Andreas, que te hace diferente a nosotros vivimos de una misma manera. Se acomodo el cabello, sus manos me tomaron de los hombros y sin desviar mi hambrienta mirada- ¿Qué tienes con Adam?
-¡de que hablas!
-no soy idiota no lo niegues, en el cine, esa noche en su casa todo este tiempo me calle por simple asco pero quiero entenderte no me gusta verte mal…
-¿por asco? ¿Si lo sabías por qué no me denunciaste?
-¿Qué sientes por él?
-no sé, le dije con la mirada altiva .Te dije que no importa lo que hicieras yo estaría a tu lado Porque yo soy de los que están con su pareja hasta la muerte; Sin importar si fallas o si logras volar… Bueno, a la mierda, al menos lo una parte de mi murió
-se revuelcan como simples animales no hay duda… -¡Cállate! No es eso lo sabes, le dije con algo de ira.
-¡por que lo defiendes debes dejarlo lo antes posible! ¡Él se irá mañana!
Esto último taladro mi pensamiento, porque me empeñaba en lastimar a alguien que no vería nuevamente en mi vida, porque empeñarme en ser una persona de recuerdos débiles y anhelos sobre papel que se mancha con lágrimas de ausencia.
-no puedo hacerle daño por si, dije de golpe con la mirada perdida en un inmenso vacío que terminaba en sus ojos.
-¿Por qué si? Así defiendes a ese chico, espere un porque lo amo; algo que me dijera que no es simple atracción animal. ¡Puede que él si sienta algo por ti!
-Hannah yo daría mi vida porque la de él fuera feliz, no tengo más que decirte estoy cansado. Le dije reteniendo mis lágrimas en lo que la puerta se cerraba para aullar en silencio en mi almohada.
Sentía los ojos hinchados, la garganta seca y la cabeza quería explotar; parpadee despacio al sentir la brisa que ingresaba por la ventaba entre abierta; el terciopelo azul de la cortina ondeando con tranquilidad permitiéndole paso a la luz que me enceguecía los ojos, bloquee la vista con la mano en un suspiro me senté sobre la cama con las manos enlazadas y la mirada perdida. –hoy se irá-
Me coloque el albornos, con la toalla al hombro me dirigí al baño; esta pena, este dolor, esta esencia de muerte me siento miserable de no poder compartir lo que siento sin esperar que alguien me señale para fingir que no me hiere cuando la verdad es que me pudre, me niego a ser invadido por la miseria que corroe el alma de los que me rodean; hacer otro pedazo de puta que lamenta su suerte y juega a verse como el más miserable.
Soy mirado con negatividad en los lugares por donde pase, no puedo callar sin parecer hipócrita o alagar sin parecer un zalamero, pienso en cómo me convertí en esto, para cualquiera es sencillo aparentar lo que no es pero lo que consigue en la vida resulta siendo tan falso como él; ¡maldita sea! Dije golpeando el lavamanos apretaba los dientes cerraba los ojos –me siento preso-
<<Es el canto de un ave que ha sido encerrada desde su juventud, son sus heridas de años intentando escapar de una jaula a la que no eligió entrar; la han encerrado y colocado frente a una ventana no porque jamás fue libre no significa que no sepa que es;  Cada que adquiere fuerza él está ahí para cortar sus alas, entonces lucha con su pico no siente la sangre en su boca por que las rejas tienen el mismo sabor>>
¿Cómo consolar a un desdichado con sus propias ideas de desdicha? Como esperar que de la guerra nos conforme la muerte de los que nos quieren matar, la destrucción de lo que una vez fue nuestro hogar, como sentirse bien siendo observador de la miseria. Por lo general la gente estúpida pregona su inteligencia y detesta encontrar alguien de verdadera inteligencia en su camino.
Salí del baño ingrese a mi cuarto y me vestí, al bajar encontré a mi familia reunida sentada dando gracias por el desayuno me senté en silencio y espere a que el desayuno terminara para hablar con mi padre; él tomo uno de sus abanos calaba humo con delicados movimientos de su boca, me miro desde arriba directo sin parpadear.
-quiero hablar de la familia Brander, le solté de golpe.
-que quieres saber hoy a las seis de la tarde partirán por el puerto de la ciudad rumbo a Gran Bretaña, dijo sentándose en el sofá mientras se vertía algo de licor en la copa.
-¿crees que estarán bien? Le pregunte algo preocupado.
-No puedo asegurártelo pero eso esperamos todos. Dijo levantándose, se dirigió al perchero tomo su sombrero su abrigo cerraba la puerta dejándome atrás con las preguntas en la boca. –espero verte allá cuando llegue la hora.
-¿y qué piensas hacer? ¿Acabaras con esto, no? Me cuestiono Hannah que estaba al tanto de la conversación con mi padre, seguramente escondida desde algún rincón.
-¡Adam se irá qué más quieres que haga!
-que seas feliz hermanito; dijo sentándose a mi lado tomándome de la mano evocando una bella sonrisa.
Tome el teléfono y le pedí a la señora Brander que me pasara a Adam, su voz es tan dulce, tan suave, tan de él. – ¿Puedo verte antes de que te vayas?
Me coloque la mejor de mis camisas, como el pantalón más fino, las tirantas importadas y el gorro que tan bien me queda; mire a mi hermana que sonreía desde la puerta y me indicaba que podía o no quedarme bien; me coloque los zapatos negros de cuero brillante, estaba nervioso ya había acomodado la camisa tres veces.
Me sonreía cuando vi a mi hermana tirarse al suelo tapando sus oído entonces un pito espantoso se apodero de mi cuerpo, era parecido al chasquido de un arma pero con un eco impresionante, nos quejábamos en el suelo preguntándonos que pasa el sonido se expandió cuando se hizo soportable nos levantamos mi hermana se aferro a mi cuerpo;  mire por la ventana la calle la gente corría despavorida mientras carros llenos de soldados SS recorrían la zona; entonces parpadee intentando comprender la realidad.
Mi madre entro al cuarto lucia demacrada con las ojeras oscurecidas, los labios removidos, su cabello despeinado, entonces baje a sus manos.
-¡qué haces con mi Diario! Le grite fuerte con mucha ira.
Me acerque a ella y tome lo que me pertenecía arrebatándoselo de sus manos; las puertas comenzaron a caer y las masas se desconsolaban tener gritos, cada vez mas y mas aviones inundaban el cielo. Mi madre se acerco a nosotros para besar nuestras frentes.
-deben escapar, nos dijo abriendo la ventana. -¡ahora! Nos grito con autoridad al oír la puerta crujir.
Mire a Hannah que no dejaba de llorar, aferrándose a mi cuerpo como única fuente de poder, entonces la volví a mirar desconcertado ¿de dónde podía tener fuerza mi madre?; la puerta cayó al suelo y la casa fue invadida por pisadas que buscaban rastro de vida judía. La mire tirar a Hannah por la ventana que daba a los arbustos traseros.
-¿Por qué? Le cuestione mientras ella no paraba de llorar, mi madre acaricio mi rostro.
-no sabía que llorabas, Me dijo en ironía con amor en su mirada.
Entonces apretó mi mejilla y la vista se me nublo por completo. –Mi, Madre.
Mi madre volvió a besarme la frente, tomo mi diario entre sus manos no supe en qué momento las mías carecieron de fuerza. –Perdóname Andreas por no ser esa madre para ti. Su voz se corto siendo la última vez que vi sus ojos me lanzo por la ventana.
Al caer, me dolía la espalda me levante algo mareado con el cuerpo adolorido. –Hannah levántate ¡vamos!
Caminamos unos pasos, mi hermana fue la primera en girar la vista hice lo mismo y la vi ahí posada en la ventana pero de momento giro, debía volver, debía hacerlo, pero las manos de mi hermana me detuvieron. –No Andreas, no.
-es mi mamá; le dije en un grito, buscándola a ella de nuevo por la ventana pero ya no estaba.
-¡vámonos hermano! ¡Vamos!
Me cacheteo fuertemente, sus ojos pardos mostraban desesperación entonces la seguí sin mirar atrás, mire a mi hermana mientras corríamos se limpiaba las lagrimas el viento le desprendió la cinta a su cabello; me pare en seco agitado recibiendo los golpes de las personas que continuaban corriendo.
-no puedo debo ir donde Adam, dije en un estado de lucidez. –No puedo, le replique, -no sin él.
Las estrellas de David que fueron pintadas en los ventanales de las casa eran quebrados por piedras opositoras, pasamos por la tienda de comidas y juntos corrimos al parque.
-Adam, grite al no verlo, me tome de la cabeza llevando mi cabellera hacia atrás.
Mi hermana jalo mi brazo y me apunto hacia él, tenía el miedo en sus ojos, pero no se fue de este lugar, corrí tras él, cuando sentí su calor en mis brazos lo apreté fuerte. –no me vuelvas hacer esto. Le dije acariciando su cabellera.
Puedes ser mi tiempo completo, cariño; Caliente o frió; No me rompas, He estado viajando desde muy lejos, He estado intentándolo tanto… Sin percatar donde estaba bese por un instante sus labios colocando mi frente sobre la suya, respirando agitado el aire que emanaba desde sus labios, volví a apretarlo, mi hermana que presenciaba a un lado la escena se acerco para separarnos pero no solté la mano de Adam no lo haría; y él correspondería a mí.
-debemos irnos, dijo mi Hermana.
Era claro que debíamos ir al puerto pero nosotros no nos iríamos solo seria él, tomamos el camino de la multitud, observábamos a los niños desprenderse de su madre, a los ancianos siendo pisados por los demás, los gritos de una madre que nadie quiere escuchar; los tiroteos de las SS no se hicieron esperar las personas caían a tu costado tenia a mi hermana en un lado y a Adam del otro.
Un carro cerco la avenida por la que corríamos dimos vuelta pero uno segundo tapaba a unos kilómetros estábamos rodeados, nuevamente los disparos y el aullido de la gente, ese mismo que los enloqueció grandes masas de acá a allá; corrimos lejos sin saber dónde.
-¡Andreas! Con su voz me detuve mi hermana estaba gritando.
La busque con la mirada, mire a Adam pasar saliva pero no la veíamos y su voz se perdía cada vez mas –Hannah, grite su nombre repetidamente.
Parpadeaba agotado, el cabello envuelto en sudor nublaba la visión, el corazón se me quería salir sentía que no podía mas entonces su mano me apretó, mire en frente, tenía un arma apuntándonos la frente.
-Sie Knie, grito aquel joven.
Nosotros llevamos las manos hasta la cabeza nos arrodillamos en el suelo, él movía su arma en visión a uno o el otro, la rozaba por mi frente el metal frio recogía las gotas de sudor de mi cuerpo, entonces apunto a Adam.
-déjelo ir, le dije de manera amenazante sin mover mi cuerpo un centímetro; aquel joven sonrió complacido y lo golpeo suavemente con el arma.
Mire al suelo cuando apretó el gatillo, entonces mire desconsolado había él, su sangre salpico sobre mi cuerpo y lo vi caer; el joven de las SS estaba muerto y a su espalda un hombre viejo marcado por la estrella de David que empuñaba su escopeta con fuerza. Mire a Adam me arrastre sobre mis rodillas hasta encontrarlo y lo abrace, apreté su cabeza a mi hombro.
-te amo, le dije una y otra vez, -te amo, le repetí al verlo fuera de sí, cubierto con el miedo.
Limpie su rostro, él no merecía esta realidad, no era justo, lo tome de la mano y lo lleve a un callejón, busque de un lugar a otro, mire a Adam pero él no salía de su conmoción; note una ventana pequeña que dirigía al ático de una casa.
-¡mírame Adam! ¡Mírame!, le decía en tono moderado esperando que parpadeara que reconociera en algo lo que sucedía, estaba en Shock y me dolía verlo así.
Estoy solo en la noche Intente tanto no meterme en problemas, pero Tengo una guerra dentro de mi cabeza Así que solo conduzco… Solo conduzco, Muriendo joven y jugando duro
Esa es la manera en la que mi padre hizo de su vida un arte
Lo apreté fuerte entre mis manos, deje que su mirada llegara a la mía. –Amor mírame, lo bese de una manera insaciable sus manos cayeron para en un momento con algo de indecisión tomar mi cintura.
-no temas, estoy aquí.
Me acosté con él en el suelo, Adam sudaba mucho, su boca seca, sus manos temblaban y sus ojos no dejaban de mirar con las pupilas dilatadas; ha sido horrible, donde sea que esto nos lleve me aterra pensar en su mirada que por ser judíos nuestro valor es tan miserable; -no todos son como él- soy alemán pero me repugna serlo.
Arrope a Adam con una manta y camine por el lugar, todo estaba caído, las tablas húmedas tan frágiles, entre tela y polvo un cofre contenía un arma contemple con desparpajo su brillo, la guarde ente mi pantalón para volverme a recostar junto con Adam, me dormí con su cabeza en mi pecho.
-¿¡Qué nos importan esos judíos, acaso esperas que la Gestapo venga y nos arreste hablo de nuestras vidas!?
-son personas, mujer.
-shiii, le dije a Adam al oír las voces detrás de la puerta, me escondí detrás de unas tablas viejas, con el corazón en la mano y el arma en la otra.
-no crees que si deben morir es porque ellos se lo han buscado, hablo de nuestras vidas. Hablo ella en un susurro.
Adam se levanto tomo una de las tablas y la coloco en la puerta, lo mire retroceder unos pasos, aquel hombre la golpeo desde afuera una y otra vez, el polvo brillaba con los últimos rayos de luz que transmitía la ventana.
-abran la puerta, os denunciare.
Aquel hombre pateo la puerta hasta quebrar la madera, Adam permaneció inmóvil mientras este le apuntaba con su arma, la mujer reposaba en su brazo. –manos arriba judío.
-dónde está tu compañero, con el que dormías hace un momento. Dijo ella
-no sé de qué me habla, respondió Adam en un hilo de voz sin esquivar sus miradas.
-¡donde esta!
En su grito sus pies se acercaron a Adam, tome el arma entre las manos y le apunte, mientras una lagrima caía apreté el gatillo, observe su cuerpo caer mientras mis oídos aun guardaban el tono desconsolado de la mujer; entonces ella se lanzo para tomar el marido entre sus manos y un segundo disparo propinado desde mis manos le dio en el pecho; cayo desangrada en frente del cuerpo de su marido.
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-¡vamos corre, falta poco! Le decía a Adam
La vista se nublaba, el cielo se torno completamente gris, estábamos agitados agotados de correr a lo que sería su única salvación; podía mirar el muelle y el barco de mi padre, la marea ondeaba con cierto afán, busque a mi padre con la mirada pero no hallaba nada de él; nos detuvimos en frente de la mercancía; El amigo incondicional de la familia aspiraba su habano mientras con algo de nostalgia deseaba volver al mar.
-necesito tu ayuda, le grite.
Él se giro entorno a mí, acaricio mi rostro con lagrimas contenidas en sus ojos, su piel áspera me dejaba inmovilizado observando los labios de Christopher Hillesum intentando pronunciar palabra –señor Andreas has crecido mucho, hace quince años eras un bebe que reposaba en mis brazos; veo en tus ojos la necesidad y el hambre cuanto me fuera gustado ahorrarte esta pena; la familia del joven Brander está escondida en la parte superior pero me temo que el deberá viajar en la parte de abajo.
Asentí con la cabeza, le iba a preguntar por mi padre pero él prosiguió –tú debes volver tu padre estará aquí en unos minutos.
No me dejes ahora, No me digas adiós, No des la vuelta, Déjame alto y seco; Estoy cansado de sentirme como un maldito loco, Estoy cansada de conducir hasta ver las estrellas en mis ojos Miro al cielo para escucharme decir "Cariño, me esforcé mucho, solo conduce"
-debo volver- me repetí para mi mismo mientras caminaba junto con Adam a lo que sería nuestra separación de esas en la que te aferras a todo aunque seas consiente que no volverás a verlo.
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Entre primero a la parte trasera, Adam siguió con paso indeciso, sus manos apretadas en frente, la luz le lucia tan bien y todo esto lo pensaba mientras intentaba respirar y no llorar frente a sus ojos cuando cada maldita pisada me cortaba el aire dejándome sin aliento.
-estoy listo Andreas.
Desde cuando dolía tanto respirar, desde cuando las lágrimas pesan más que los ojos, lo tome de la mano mientras apoyaba su frente contra la mía, lo bese con fuerza –no somos criminales- le dije acariciándolo, -estoy orgulloso de ti.
-mírame… debes sobrevivir.
Camine hacia afuera, cuando su mano apretó la mía –Andreas, volveremos a vernos ¿verdad?
Me gire hacia él.
(Los carros de la Gestapo)
-escóndete, lo mire nuevamente –te amo, le dije quebrándome por dentro antes de correr a la luz del exterior.
-Christopher, ¡vete ya, no te detengas!
-pero señor…
-¡hazlo ahora! Le grite cuando los carros se detuvieron, con ellos los soldados bajaron en fila.
Christopher corrió y el motor del barco resonó con fuerza.
-deténgalo.
-pasa algo oficiales, resonó la voz de mi padre que se colocaba a mi lado.
-manos en alto, dijeron los ocho apuntándonos con sus armas.
-el barco no se detendrá; dijo mi padre.
-sí que son insolentes.
--no llores Andreas, dijo mi padre. –levanta la mirada, no hay destino distinto a morir o irnos a un campo de concentración en cualquiera de los casos no somos criminales no te sientas como tal. Adam es un gran chico quiero que sepas que siempre aprobé lo que tenían.
Un sonido fuerte proveniente de sus armas dejo todo en silencio…

<<A pesar de todo creo que el corazón del hombre es bueno en su raíz>>
in the army now de status quo